"(...) A noite que saín da patria miña
Na ventan deixei posta unha fror (...)".
Manuel Martínez González
LA FLOR DEL CARIÑO SEGUIRÁ CAMINANDO EN LA HISTORIA, POR ENCIMA DEL ODIO, AUNQUE A ALGUNOS LES PESE
Manuel Vázquez de la Cruz
CARTA DE ROSA PÁRAMOS ESCAPA
(León)
Anoche soñé con Caldelas..., con la ribera..., con las mimosas…
Oí a lo lejos el familiar martilleo sobre el yunque del taller de mi padre..., tan querido.
También escuché la música de la banda de Guillarei, y tarareé sus acordes.
Anoche soñé con Caldelas..., con la ribera..., con las mimosas…
Desearía dejar atrás las pesadillas continuas de un pasado triste, marcado por el dolor y la muerte.
Anoche soñé con Caldelas..., con la ribera..., con las mimosas…
Para mi querido padre Espronceda, yo te acompañaré en el último paseo, de la mano, prometo no soltarte..., por la ribera.
--------------------------------
CARTA DE CARLOS PÁRAMOS ESCAPA (Barcelona)
“(…) El tiempo sigue pasando, pero todos seguimos sumando años esperando recuperar a su padre, nuestro abuelo, sacarlo del infierno (el Valle de los Caídos) y llevarlo a su tierra, Caldelas de Tui. Queremos recuperarlo, aunque no podamos hablarnos, ni abrazarnos, ni aprender a disfrutar de sus buenas ideas, ni disfrutar de su gran humanidad, es todo lo que sabemos de él por lo que nos cuentan y lo que leemos sobre su vida… No podremos disfrutar de él, evidentemente, pero nos gustaría llevarlo a su pueblo y dejarlo, por fin, al lado de su mujer, nuestra abuela Juliana, que siguió viviendo, llorándole y echándole de menos, pero sacando adelante a sus hijos e hijas adelante (…)”.
--------------------------------
CARTA DE RAQUEL PÁRAMOS ESCAPA (Asturias)
"(…) Mi padre nació en 1925 y, con apenas 11 años, vio como se llevaban de casa a su padre y a su hermano mayor. Era el comienzo de la guerra y del dolor. La Libertad se transformaba en opresión, la Aurora en ocaso, la Armonía en discordia, la Verdad en mentira, el Progreso en retroceso. La realidad se imponía sobre el romanticismo.
Domingo Páramos Núñez, mi abuelo, fue asesinado el 4 de octubre de 1936. Oficialmente falleció “accidentalmente” en Mondaríz, pero su familia nunca tuvo acceso a su cuerpo ni pudo enterrarlo.
Años más tarde, sus restos fueron trasladados desde la fosa donde lo tiraron al Valle de los caídos (…)".
--------------------------------
CARTA DE SUSANA PÁRAMOS ESCAPA
"(…) Yo nunca supe nada de mi abuelo Domingo hasta que fui mayor. En casa no se hablaba de él, nuestro padre nunca nos contó nada, quizá para que no sufriéramos, como él lo hizo, y para no cimentar la familia sobre el odio, sino sobre el entendimiento entre las personas, indiferentemente de su forma de pensar.
Con el tiempo y los viajes a Galicia nos fuimos enterando de que era un tipo guapo, culto, trabajador y honrado. Que lo sacaron a culatazos de su casa, delante de su mujer y sus hijos, y lo fusilaron en Mondaríz.
Todavía hoy no sabemos el porqué. Bueno, si lo sabemos, por eso nos cuesta tanto entender el odio, el rencor y la maldad del ser humano.
Y, ahí está mi padre, Espronceda, callando y alargando los años, esperando el momento de que le devuelvan los restos de su padre, y así, a sus 97 años, empezar a vivir en paz.
Creo que no es mucho pedir (…)".
--------------------------------
Emociona que los nietos no olviden, que recuerden, que amen, que no odien porque como su abuelo, “O Ferreiro de Caldelas”, no saben odiar. Aman, como él, los nombres que daba Domingo a sus hijos, sin el artículo: La Armonía, La Libertad, La Aurora, El Progreso y La Poesía. El último, el de su poeta preferido, se lo puso a su hijo Espronceda, que es mi amigo, vive en León y espera traer a su padre a Caldelas, a su Caldelas, para simplemente pensar a su lado. Los asesinos de ”noble cuna" y los que los siguieron criados en la la pobreza, todos fueron miseria en la maldita hora de asesinar a los que eran humanidad y defendían a toda la humanidad contra los que se consideraban así mismos dueños hasta del pensar.
Los que lucharon contra el fascismo sufrieron exilio interior y exterior, cientos de miles asesinados por motivos muy sociales, como sucedió a uno de mi barrio que en una última carta a sus hijos, escribió: “me matan porque no quiero que ‘andedes’ descalzes”.
Son recordados con cariño y agradecimiento como yo lo hago ahora, lo merecen con creces.
“Tí non estás aí, tí estas morto”, escuché gritar a alguien apuntando con el índice a un trozo del andén del tren, donde no había nadie. Así acabaron muchos, en permanente sufrimiento, de los que asesinaron por Dios y por España, gritaban Viva Cristo Rey y lo escribían en las paredes. Desgraciadamente no todos tuvieron el mínimo remordimiento. Algunos eran de mala índole ya al nacer.
Todos son recordados pero con rabia y asco. Todos fueron a la tumba en una caja, más o menos lujosa, con un asesino dentro. Algunos casi en soledad. Otros con personas que hablaban de sus infamias.
Es hora de recordarlo y recordárselo a algunas gentes que parecen olvidar las hambres y miserias del Franquismo, el desdén por la política educativa de aquel régimen donde solo los muy ricos podían estudiar, el “usted sabe quién soy yo” de entonces, las corrupciones hasta al límite de robar en los colegios de pobres de solemnidad que decían proteger, los que hicieron (con el apoyo de sus santidades, apostólicas y romanas) el precepto pascual obligatorio y la necesidad de apuntarse, y yo (con muchos años) sigo recordando a Ramón, el niño que se murió electrocutado por ir a buscar pan a Portugal, a los niños ateridos de frío que pasaban por las calles camino de Auxilio Social donde también se robaba, (¿cuántos murieron tuberculosos por culpa del hambre y la miseria?), aquella seguridad social en la que los enfermos esperaban en las escaleras del médico (que si era afín al franquismo hasta tenía kilométrico gratis en Renfe). Aquella seguridad social que sustituyó a las mutuas, que se crearon muchos años antes, porque los hombres de régimen las dejaron sin dinero, robando, cuando el sistema los nombró jefes.
Uno pasó su niñez y adolescencia en un barrio obrero y vivió como incluso en la humildad de aquel sitio los viernes, así estaba estipulado el pedir limosna en Tui, decenas de personas iban de puerta en puerta pidiendo a gente que no tenían casi nada. Y como los jueves, la llamada cuesta de fielato, estaba a rebosar de gente que pedía limosna enseñando algunos sus muñones o sobre carrito de madera, o de rodillas, o mostrando sus harapos.
Eso sucedió en el franquismo.
Cómo es posible olvidar tanto oprobio y creer a uno que ayer llamó al gobierno golpista y defiende a un genocida y miles de hacedores de muertes y torturadores de oficio; un señor que grita para no trabajar y en el paradigma de la contradicción, tiene seguidores entre capas sociales que odia y denigra. Y a los que ver en aquella cuesta del fielato o a los hijos en aquel hogar llamado Padre no sé que, porque no quiero juntarlo con los que allí montaron en ese centro su cueva de ladrones. Ladrones de materiales que ya llegaban robados en parte de otros, de los jefazos.
Eso fué el franquismo.
Eva Páramos Viñas y yo, haremos juntos un escrito sobre el infierno que hicieron pasar a Domingo Páramos Núñez y a su consuegro Gumersindo Rodríguez, el amo de la clase obrera, que decía un ex falangista tudense con admiración y cariño.
Ese hombre el día 26 de julio de 1936 cuando los fascistas tiraron cadáveres en la corredera tudense, dejó aquella organización fascista de criminales. Y me dijo un día que la CEDA, de Gil Robles, y Renovación Española, de Calvo Sotelo, también lo eran. ¿Y la iglesia? Pregunté. Quizás fueron los peores. Sin su empuje, colaboración y aplauso hubiera sido imposible aquella masacre, aquel genocidio de clase que duró tanto…, y parece que se ignora porque quizás muchos así lo quieren.
Esos con la ayuda de Musssolini y Hitler, después de una guerra atroz, montaron y fueron los políticos del franquismo.
Miren ustedes, las hambres, las miserias, el no tener donde estudiar, las tuberculosis endémicas, los tifus exantemáticos, los niños descalzos, la corrupción diaria en cosas grandes y pequeñas, la mortalidad infantil, los asesinatos, la chulerías y sus banderas, el brazo en alto hitleriano.
Los muertos en las cunetas o en el Valle maldito, que llaman de los caídos…
Eso fué y es el franquismo.
No se pueden olvidar nunca. Seguirá la flor de generación en generación y los nombres de los asesinos e inductores saldrán todos a la luz.
Que sea pronto. Es necesario saberlo para que nunca jamás vuelva a pasar nada parecido.
Un egoísmo bien programado, lleno de maldad, clasismo, racismo y odio, recorre España otra vez.
No quieren a ningún país, aunque lleven sus banderas ridículamente en cualquier lugar de sus cuerpos.
Sólo quieren gritar, mandar, expoliar y vivir, como hasta ahora, sin trabajar.
A todas las hijas y al hijo de Esproceda que hicieron este escrito, quiero mostrarles mi agradecimiento. A Rosa quiero agradecerle como lleva de la mano a su padre, como lo dice y como lo siente.
Ningún comentario:
Publicar un comentario