OPINIÓN

25 DE ABRIL (1974 - 2024): 50 AÑOS DE DEMOCRACIA EN PORTUGAL

Manuel Vázquez de la Cruz

 Cada 25 de Abril me acerco y vuelvo a sentir el niño poniendo un clavel en la punta de un fusil y en la cabezas de millones de personas que odiamos la guerra. 

 Había una canción. Seguro que muchas os acordáis. La letra empezaba así: 

 “Somos cantores de la tierra lusitana. 

Traemos canciones de la tierra y del mar. 

 Vamos llenando los balcones y ventanas. 

 De melodías del antiguo Portugal (...)”

 “(...) Ay, Portugal! ¿Porqué te quiero tanto? (...)”,   y seguía con las habituales sandeces de siempre “(...) Será que tus mujeres son hermosas. Será, será que el vino alegra el corazón (…) ”.  

 Elogios que escondían quizás que Afonso I se había separado para siempre de los que cantaban a las mujeres, al vino, al verde,..., y había creado el primer estado de Europa. 

 Entonces, cuando cantaban bellezas y vinos que alegraban, de algún lado menospreciaban a Portugal, muchos lo sabíamos.  

 Allí gobernaba el fascismo y aquí un general, peor incluso que eso, que se había levantado en armas contra un régimen legal. Allí era fascismo malo, malísimo pero de universitarios. Aquí era un general con vocación de matar, inculto, con cuatro años de bachillerato y tres de academia militar para embrutecerse. Cuentan que esto es lo que decía su padre. 

 Los dos, Salazar y él, se creían centinelas de occidente y queridos por sus compatriotas. Quizás por esa última creencia crearon las dos policías políticas más repugnantes y torturadoras solo parecidas a la Gestapo de Hitler. Al que los dos soñaban con imitar. 

 Hitler era el gran admirado del militar africanista embrutecido, a pesar de su pequeñez y del universitario católico convencido de que era un mesías.  

 Pero un día, un 25 de abril de 1974, un niño en una máquina de matar puso en el sitio exacto una flor, un clavel. 

 Y ese día un viejo cantó:  

 O Portugal, mi Portugal querido, yo te quiero en el alma porque un niño y un clavel enseñaron al mundo que amar es más bonito. Y todos los años vuelve al lugar donde está la foto y la mira, sonríe, recuerda, ama a todos los que viven según su trabajo y que todos vivan según sus necesidades. Ama la justicia universal, la libertad, la igualdad y la fraternidad.  

 Eso - dice -, significa un niño poniendo un clavel en la punta de un fusil.  

 ¡Que maravilla y que esperanza el 25 abril de 1974. Obrigado, Portugal do meu coraçâo!.