IN MEMORIAM
Hace días falleció el Dr. Tito Lemos.
Conocí al Dr. Lemos hace años, cuando se puso en marcha el CAD. Yo formé parte de aquel proyecto, junto a otros compañeros y compañeras. El Dr. Tito Lemos me pareció desde un principio un hombre muy inteligente, imaginativo y capaz. Después de tratarlo, pude observar que, además y sobre todo, eran una buena persona, algo que se valora mucho con los años. Siempre pensé que era incapaz de entender que alguien le pudiese engañar o mentir.
Tuve la gran suerte de gozar de su aprecio como médico y como persona, y él del mío.
Triste es que se vayan los mejores. El hueco que dejan es difícil o imposible de rellenar. Pero su existencia también nos hizo mejores a nosotros. Y nos queda su recuerdo y su legado de amistad, que nos acompañará para siempre.
El Dr. Lemos tenía su parte de romanticismo, según yo le veía. Y también era un esteta. Un hombre elegante en su aparente desaliño, con “sus gafas a medio colgar”, como me dijo una amiga común. Por eso, me gustaría que estas breves palabras se acompañasen de algunos versos del poeta inglés William Wordsworth, que escribió en su “Oda a la Inmortalidad” y que creo que cumplen con el sentido de la existencia que tenía Tito.
“Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.
Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo”.
Adiós Tito. Descansa en paz.
Emilio Rodríguez Sáez*
*Neurofisiólogo en Vigo, compañero y amigo del Dr. Lemos Zunzunegui.
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