18 de dec. de 2017

CIUDAD RODRIGO

PATRIMONIO

Otra vez en la Raya Seca: homenaje a Juan Martín Zermeño    



ENCUENTROS  POLIORCÉTICOS     

 Se cumplen dos meses desde que tuvieron lugar las IV Jornadas de Fortificaciones en la plaza de Ciudad Rodrigo, a cargo de la Asociación de Amigos del Castillo de Montjuic. Tal evento, en pleno tumulto catalán, recogía una exposición en el Palacio de los Águila, el nombramiento como hijo predilecto de la ciudad y la colocación de placas a lo largo de todo el Paseo del Adarve con su nombre. Este mirobrigense de cuna fue uno de los artífices máximos de la refortificación de frontera después del Tratado de los Pirineos de 1659, en que se pierde el Rosellón, estando muy fragilizadas las defensas de aquel confín. Zermeño hace posible un proyecto y la construcción del Fuerte de San Fernando de Figueras en 1753, abogando además por la reconstrucción de la Ciudadela de Rosas. Figueras es una de las fortalezas más imponentes de Europa y un factor de disuasión para todo invasor.  


 La  obra de la Ilustración, con la que se muestra tan remisa el secesionismo catalán, hace posible el desmarque de Cataluña como futura potencia regional e internacional, colocándola como uno de los agentes activos económicos más fecundos del sur mediterráneo europeo. La otra alternativa, desde Pau Clarís y su República Catalana de 1641, era convertirse en un protectorado francés más que acabaría siendo absorbido administrativamente, como de hecho lo fue, por los franceses Luis XIII y Luis XIV. En todo caso, un mini estado tapón al estilo de Génova que devendría territorio francés de pleno llegada la Revolución Francesa.     



 Juan Martín Zermeño realizó un Proyecto General para Barcelona y su Puerto en 1750; sentó las bases del Castillo de Montjuic entre 1751 y 1752 y estuvo en toda parte como mensajero de esa Ilustración (embarcadero del Canal Imperial de Zaragoza; muelle del Levante de Málaga; proyecto de refuerzo del Castillo de Santa Bárbara de Alicante, etc.). Ya años antes, había pasado por el asedio a Gibraltar, por el cargo de ingeniero jefe del ejército de Italia, los puertos norteafricanos, introduciendo sobretodo reformas en política de personal (constitución del montepío) o dando luz a la Real Ordenanza de 1751 en relación con la Academia de Barcelona, núcleo duro de la ingeniería militar española del Setecientos.  

 De un modo sucinto, es necesario reclamar los hechos objetivos que tuvieron lugar, la historia no manoseada y la pertenencia de Barcelona al diversificado mundo hispánico. La Asociación de Amigos del Castillo de Montjuic organizó este evento en Ciudad Rodrigo con toda justeza, concitando voluntades y creando un sano orgullo de pertenencia común. La poliorcética mantiene viva la memoria de los pueblos de España, constituyéndose en Universidad abierta para la interpretación de los avatares peninsulares.

Ningún comentario:

Publicar un comentario