8 de xul. de 2017

HISTORIA

PATAPALO, O MEDIO HOMBRE 
(1ª parte)

El almirante vasco Blas de Lezo Olavarrieta, alias, “Patapalo”, Medio Hombre”  o “El Héroe de Cartagena de Indias”

 Luis Lomba o Haya, alias Ayón

 Patapalo no es una historia de piratas y barcos de vela en la ficción o historias fantásticas y románticas que nos contaban o leíamos de niños. Fue un personaje real. Tenía varios sobrenombres o apodos: “Patapalo”, “Pata de Palo”, “Medio Hombre”,  “El Héroe de Cartagena de Indias”, o “El Hombre que humilló y derrotó a La Armada Inglesa” Pero su verdadero nombre era Blas de Lezo Olavarrieta. (Un nombre muy bonito).

 Le llamaban Medio Hombre, porque le faltaba un ojo, un brazo y una pierna, o sea que era tuerto, manco y cojo. Estos miembros los había ido perdiendo en las numerosas batallas en que había participado este valiente y aguerrido vasco, natural de Pasajes-San Sebastian. Perdió su pierna izquierda en una batalla, cuando le alcanzó una bala de cañón, teniendo que amputarla por debajo de la rodilla sin anestesia.  Tenía 17 años y dicen las crónicas, que cuando se la estaban amputando con una sierra, el chaval no soltó ningún quejido, llanto o lamento. (Era un vasco). Esto ocurrió en la batalla naval de Vélez-Málaga, entre las escuadras franco-española, contra las escuadras, anglo-holandesa. Quedó cojo para siempre, pero por su valentía le permitieron seguir en la Marina. Poco más tarde lo ascienden a alférez de navío.     

El príncipe Eugenio de Saboya, retratado por Jacob van Schuppen
Rijksmuseum (Amsterdam - Holanda)


  Su ojo lo perdió 2 años más tarde con solo 19 años - se hizo hombre muy rápido -, en la fortaleza de Toulon (Francia), cuando luchaba contra las tropas de Eugenio de Saboya. España era aliada de Francia en ese momento. Una esquirla de metralla se le metió en el ojo izquierdo durante la batalla, perdiendo la vista del ojo para siempre. De esta forma quedaba así: cojo y tuerto con solo 19 años.  

 El 11 de septiembre de 1714 en el ataque a Barcelona y a los 26 años de edad, se acerca demasiado a las líneas enemigas y recibe un balazo de mosquete en el brazo derecho, rompiéndole varios tendones quedando así manco para siempre. Fue entonces a partir de ahí al quedar, cojo, manco y tuerto, empezó a ser conocido como el almirante “Patapalo” o “Medio Hombre”. A mi juicio se merece el nombre de “Triple Hombre”.     

 En 1720, con 33 años, capitaneando el galeón “Lanfranco” (1) se le integra en una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdazi, con la misión de exterminar a los corsarios y piratas de Los Mares del Sur, (Perú, Chile, etc.). Persiguen al corsario inglés John Clipperton, pero este se dio cuenta y se dio el piro logrando huir a Asia, pero allí fue capturado y ejecutado.   


Escudo de la ciudad de Cartagena de Indias (Bolívar), Colombia. Una india sentada a la sombra de una palma de coco, con su carcaj a la espalda, en la mano izquierda una cadena partida, en la mano derecha una granada abierta de la cual come un turpial. Al fondo se nota el Cerro de la Popa.

  En 1734, a los 47 años, lo  ascienden a teniente general y enviado a Cartagena de Indias (Colombia), como comandante general. Fue aquí en Cartagena, donde “Patapalo” derrotó al ejército inglés que se componía de, 23.600 ingleses, 4.000 milicianos norteamericanos comandados por el hermano del presidente George Washington y 2.000 negros jamaicanos armados con machetes, cuya misión era cortar las cabezas de los españoles.   

 La flota inglesa se componía de 195 navíos, con un total de 3.000 cañones. Era incluso más grande que La Armada Invencible Española, de Felipe II, y hasta ahí era la flota más grande que jamás haya surcado los mares. Solamente fue ligeramente superada por la flota aliada del Desembarco de Normandía en la 2ª Guerra Mundial. “Patapalo”, con solo 3.000 hombres, consiguió defender Cartagena de Indias y derrotar a la armada inglesa, la más grande del mundo en aquel tiempo. Los ingleses con sus 30.000 efectivos, eran en proporción 10 veces más que los españoles, o sea, por cada español había 10 ingleses, comandados por el cantamañanas almirante Vernon.     

LA DEFENSA DE CARTAGENA  
“Patapalo”, a pesar de los pocos hombres que tenía, eran de los buenos: tropas de Infantería de Marina, duchos y con experiencia en mil batallas y que además eran un ejército profesional. Contaba también con 600 indios flecheros colombianos de la tribu de Los Caribes, muy aguerridos y belicosos que donde ponían el ojo, allí ponían la flecha. Sangre colombiana, sangre valiente. 

 La Infantería eran de los 6 navíos que allí estaban: “El Galicia” que era la Nave Capitana, “El San Felipe”, “El San Carlos”, “El África”, “El Dragón” y “El Conquistador”. Pero “Patapalo” además de valiente, era un gran estratega y con mucha experiencia en la lucha. La entrada de Cartagena por mar, solo era posible a través de dos accesos estrechos. Un acceso estaba defendido por 2 fuertes: El de “San Luis” y el de “San José”.   

Castillo de San Felipe de Barajas (Cartagena de Indias)
Foto: Martin St-Amant

 El otro acceso, por cuatro fuertes: El “San Sebastián”, el “Santa Cruz”, el “Manzanillo” y el “Santiago”. Y como quinto y último bastión, el “Castillo de San Felipe”.

 El plan era sencillo y contundente: Hundir en caso de necesidad los propios barcos en las entradas, para impedir la entrada a la bahía al enemigo. Si no obstante entraban, ir dándole de ostias a los ingleses desde los fuertes más cercanos. Ir retirándose con el empuje hacia los demás fuertes del interior, seguir dándole de ostias para al fin retirarse al casi inexpugnable Castillo de San Felipe. Para eso los ingleses ya estarían medio diezmados y con las caras llenas de ostias. En el Castillo de San Felipe, se les daría la ostia final mandándolos a todos a tomar por el culo. Y así se hizo. 

COMIENZO DE LA BATALLA 
 La batalla comenzó en el mar. Los ingleses como no podían entrar en la bahía, bombardeaban sin parar los fuertes del puerto. El astuto “Patapalo” respondía con balas de cañón encadenadas entre sí y otras artimañas que causaban grandes estragos en los barcos ingleses.

 Vernon ordena cañonear el Fuerte de San Luis durante 16 días, día y noche, 62 cañonazos por cada hora. Los españoles abandonan los fuertes de “San José” y “Santa Cruz”.

 “Patapalo” ordena incendiar sus naves para obstruir el paso, pero “El Galicia” no prendió fuego a tiempo, aunque consiguió retrasar el ataque inglés. No obstante los ingleses consiguen remolcar hacia fuera los barcos en llamas españoles desbloqueando la entrada y entrando con su flota en bahía y desembarcando las tropas. Un duro golpe para los españoles. Como previsto, “Patapalo” ordena retirarse a los fuertes de San Sebastián y Manzanillo.  

El almirante Edward Vernon, pintado por Thomas Gainsborough
National Portrait Gallery (Londres - Reino Unido

 El almirante Vernon, al conseguir entrar con su flota en la bahía de Cartagena ya se cree vencedor, dando la batalla por ganada. (Este, nin se safa, nin seña peixe). Tanto es así que en ese momento manda una corbeta a Inglaterra con la noticia de su gran victoria sobre los españoles. O sea, vendió la piel del oso sin antes cazarlo. La noticia en Inglaterra fue recibida con una explosión de júbilo y con grandes festejos entre la población. (Ostiá). Y el gobierno inglés mandó acuñar monedas conmemorativas para recordar la gran victoria y donde se leía en las monedas: “El orgullo español humillado por Vernon.” Y en la otra cara de la moneda grabaron a “Patapalo”, arrodillado frente al inglés. (Levaron un carallo coma un brazo).  

 LA VICTORIA (LA VERDADERA) 
 Vernon, seguro de la victoria, como guinda del pastel, decide tomar el Castillo de San Felipe. El símbolo de la resistencia española, el sitio donde ya de antemano “Patapalo” había decidido aplastar la nariz del inglés, darles unha patada no fecho e mandalos ao carallo.

 Vernon entiende que si lo atacan de frente sería un suicidio, así que deciden dar la vuelta y atacarlo por detrás, pero para eso tuvieron que atravesar la delva, lo que produjo la muerte de cientos de sus soldados atacados por las picaduras de mosquitos, fiebres, serpientes venenosas, jaguares, terrenos pantanosos, ataques de indios hostiles, etc.  

 Pero al fin llegaron a la espalda del castillo y Vernon ordena el ataque. En la primera carga, una lluvia de fuego y acero cae sobre los ingleses que causa la muerte de 1.500 de sus soldados. Muertos por encima de muertos. 

 Vernon estaba desesperado, después de una más que segura victoria, a pasar a una posible derrota, después de esa matanza, eso lo desesperaba. Ordena atacar de noche directamente a las murallas, usando escalas y en tres grupos.   

  En frente iban los esclavos jamaicanos con machetes para cortar cabezas. Pero cuando después de muchas bajas y bajo un intenso fuego español, consiguen poner las escalas en las murallas, se llevan la sorpresa de que no alcanzan hasta arriba. Le faltan unos metrillos de nada, unos tres o cuatro metros. Y es que el astuto “Patapalo” había ordenado cavar alrededor de las murallas, fosos, para que las escalas no llegasen hasta arriba. 

(CONTINUARÁ)

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