15 de abr. de 2013

OPINIÓN

La alegría 
Para el gobierno del PP, la exclusión social no es un riesgo, sino un insignificante daño colateral del que nadie debe hacerse responsable 
ALMUDENA GRANDES

Lo peor ni siquiera es el cinismo. Invocar la inviolabilidad del hogar o la edad del hijo de la vicepresidenta del Gobierno para condenar los escraches, implica consecuencias más graves. Estas declaraciones explicitan que la sensibilidad de quienes se sienten agredidos se limita a los miembros de su propio grupo. Así, el hogar de los desahuciables se puede, y se debe, violar con una ley injusta en la mano, y sus hijos, igual que los de los proletarios del siglo XIX, no cuentan como bebés. Para el Gobierno del PP, la exclusión social no es un riesgo, sino un insignificante daño colateral del que nadie debe hacerse responsable.

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