Hoy, justo hoy, que se sabe como Mazón habla de COJONUDO en medio de aquel desastre de vidas y haciendas; Feijóo, el hombre de pocas luces, que lo apoyó desde hace más de un año, debería dimitir. Pero no, una vez mas se atreve a insultar de ese modo y en este momento a mucha gente.
Yo, por supuesto, no creo que todos del PP sean “mazones”, aunque me parezca que Feijóo si lo es y mucho. Tampoco puedo olvidarme de los miles de muertos en Madrid en la pandemia, pero no puedo decir que fue culpa de todo el PP. Si, como me parece a mí, se trata de homicidios, no voy a decir que el PP es un partido de homicidas.
Y hoy, que también se sabe lo del sanatorio, y lo podrido que puede ser el ganar dinero por encima de la salud y con la enfermedad. El jefe de la oposición, no sabe, por lo menos, callar y no mentir, sino que quiere distraer el hecho con otras cosas. Y de esta maldad de los sanatorios hace como con la dana de los muertos y se va echando leches a buscar a quien denigrar en otro lado. Siento que, o es muy torpe, o no tiene la mínima vergüenza. Creo que es un mucho de todo.
De que no tiene la mínima vergüenza, salta a la vista de cualquier persona, pero pase lo que pase, y mira qué cosas pasan, Feijóo y su NEGRA SOMBRA, con un look u otro, sigue y cualquier cosa le vale para pedir dimisiones y ninguna para dimitir él. Y honradamente para esto le sobran razones.
Desde la orilla del Miño, cuando el río ya quiere hacerse mar y crea un anfiteatro precioso, se lo voy a decir yo a mi manera. A mi manera raiana de sembrar trigo en las fronteras.
Señor Feijóo, vuelva con el narco, “la fariña, la nieve que parecía esa cosa muy peneirada y tan blanca; vuelva a las compras de gasóleo para favorecer a ese señor y según dicen de paso..., todas aquellas miserias son preferibles a lo que está haciendo y diciendo ahora.
Antes, cuando lo supimos, nos indignaba y daba pena. Ahora, desde que habla, nos indigna y asquea casi todo lo que le rodea.
Respete usted a todos los parlamentarios y no del PSOE, a sus afiliados y a sus votantes; por lo menos como respetaba a Marcial Dorado, el hombre que fue empleado de una gran persona, mi amigo bueno Narciso Suárez, de la Illa de Arousa.
Seguro que usted oyó hablar de él y de su padre. El hombre al que mataron por no traicionar a un amigo. Usted no le haga eso a Tellado, pero que se venga con usted. A él y a toda la forma de hacer política del insulto que usted ha creado con la ayuda de ese hombre bien.
Métanlo en la lancha con usted y que discursee a los tiburones de vez en cuando. Este país ya los ha sufrido bastante.
Deje de decir sandeces. Da usted pena. Vuelva a sus negocios con su piloto de confianza. La cosa tiene bemoles, pero otra vez tiene que venir a aparentar que es moderadillo. Moderado decían que era usted.
Váyase de ese cargo que tiene ahora y para el que no vale. Marchándose hará un favor a su partido y a la convivencia entre las personas que viven en este territorio. Convivencia que usted está dinamitando; y todos, los de su partido y los que no lo son, tendrán un aburrido menos en sus vidas y quizás vuelva el respeto de unos a otros. Cada día que pasa y usted insultando, lo pondrá más difícil.
Es que, señor, a mí que soy muy de izquierdas, pero deseo sobre todo, una convivencia pacifica, usted, que muy inteligente no me parece, está haciendo mucho daño al nivel de tolerancia de la gente de este país.
Tampoco, créame, tiene usted gracia ni carisma, y me parece un vago de solemnidad porque salta a la vista que usted no prepara sus intervenciones como es debido y, como todos los de esa cualidad, al final siempre tiene que ir al insulto. Llamándoles muchas veces a los demás lo que usted siente al ver sus defectos en un espejo que tuviera la capacidad de enseñarlos.
E incluso con notas tomadas y todo, al decirlo se equivoca. Dan - y es lógico -, mucha pena sus exabruptos, indignos de pronunciar en un parlamento. Señor, que es el parlamento de su patria, de la que el fundador de su partido lucía tirantes con los colores de su bandera.
Aunque, siendo muy sincero, se equivoca tantas veces y dice tales chorradas que reír si que nos hace. Cuando se equivoca, y solo así, es usted un hazmerreír divertido. La vida tiene cada cosa...
Tengo que reconocer que yo, cada vez que usted insulta, pienso que se educó en una taberna en la que, el más parecido a usted de entonces, era un bruto y mal hablado de solemnidad.
Aquel hombre, todo hay que decirlo, era analfabeto y un poco retrasado. Pero, conste, tenía mucha gracia, más que usted, y sin equivocarse. Aunque cuando entraba en el local, la dueña de la taberna hacía salir a todos los niños para que no siguieran su ejemplo y se pusieran a insultar a todo bicho viviente porque, como usted, no distinguía muy bien que hay personas y bichos.
Tellado puede explicarle muy bien la diferencia.
Volviendo a la taberna. Los otros clientes, quizás porque sabían que no estaba en su sano juicio, le dejaban hablar un poco. Después lo mandaban callar. El era mas obediente que usted y callaba. En Galicia, señor Feijóo, le fue bien y se ganó la fama de moderado porque estuvo muy calladito. Ahora habla...y - con perdón -, san se jodió.
No me gusta usted ni como político ni como persona, y no por ser del PP. Tengo en ese partido muy buenos amigos. Dudo mucho que pareciéndose usted tanto al señor Abascal y a sus antecesores que asesinaron al padre de Narciso, el que fue patrón del capitán de la lancha de sus paseos, le den a usted ni una papeleta de votación. Harán bien en abstenerse.
La gente normal, señor Feijóo quiere una sanidad pública sin tapujos. Sin hacer de la enfermedad un negocio. La queremos y la necesitamos.
¿Ha escuchado usted los audios de esos dos “empresarios”?
¡¡¡Esos son los suyos!!! Arañe ahí sus votos. Y sin insultar, que a lo mejor a ellos les gusta su lenguaje. Sí los insulta a ellos, claro. Ellos, los traficantes de la sanidad son como usted.
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