18 de xul. de 2024

OPINIÓN

Desde un pueblo de Valencia...

Carta para Manuel Vázquez de la Cruz


Manuel Vázquez de la Cruz

 Querido Manolo.

 ¡¡¡Qué bien has escrito y descrito los vergonzosos momentos que vivimos!!! 

 Ayer no pude contestarte. Pasé el día con las nietas; la única tiranía con la que disfruto y soy feliz. 

 Ahora ya las espero de nuevo.  

 Pienso si toda esta declaración de intenciones puede quedar impune…, y me respondo que sí. 

 Nuestra historia - no amañada, estudiada y aprendida -, la real, la vivida y padecida por nuestros padres, la que está en nuestra memoria, la del terror y exterminio, la del “que no quede ni uno”..., quedó impune. 

 Después, en la que nos tocó vivir, veíamos bajo palio al sanguinario dictador, en un tándem de perfecto reparto sincronizado, de captación de cuerpos y almas..., que combinaban entre ellos según el momento: intentaban ganar nuestros corazones hacia la justa causa que les llevó a vencer a los malvados en una ejemplar guerra, mientras los socios, mercadeaban bautizos de negritos, a costa de esquilmar la hucha de la cándida  juventud. ¡¡Vaya historias!! Estas sí, son reales e inolvidables. 

 El tirano dormía frente al brazo incorrupto de Santa Teresa, y vivía firmando penas de muerte con el suyo putrefacto. 

 Sus juventudes se hicieron viejas, aferradas a cargos y prebendas - heredadas por sus hijos- a algunos dio títulos nobiliarios... 

 Así tenemos más gente de “cuna”, de “nobleza , que se une a la de tantos otros ya existentes que también se hicieron hueco y amasaron riquezas matando. Matando masas..., cuánto más, más pureza de sangre. De sangre sanguinaria. 

 La que llamamos nobleza del pueblo, es otra cosa..., y, como los que se suben a pateras buscando vida y arriesgando muerte, no tenemos derechos, por ser inferiores. 

 A la muerte del innombrable, nos dieron unas migajas de concordia, de pasar página, que aceptamos agradecidísimos. Ahí quedó todo. Ni protestar, ni pasarse...

 Y siguen los mismos, los de siempre, los que pusieron en su momento patas arriba la joven República, los que no dejan de incordiar cuando no mandan. Los que “tienen pelos en el corazón (a decir de mi padre). 

 Siguen siendo cretinamente soberbios y cuasi científicamente inmorales. 

 Por eso están aún... Acusando a los demás y dando lecciones de moralidad. Les avalan tantísimos años de preparación, que son maestros de manipulación y chanchullos, dominando la mimetización hasta el momento de saltar a la yugular...

 Pero, tenemos que darles humildemente las gracias, ya que, a nosotros, de momento, nos dejan vivir.

Nota da redacción de Infogauda:

 Esta carta foi remitida desde un pobo de Valencia a Manuel Vázquez de la Cruz, o cal a súa vez, nola enviou por correo electrónico a redacción deste xornal dixital transfronteirizo, indicando que non podía decirnos o autor. Por iso non figura o nome do mesmo.

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