30 de abr. de 2024

OPINIÓN

SÁNCHEZ HIZO MUY BIEN DÁNDOSE CINCO DÍAS PARA DECIDIR




Manuel Vázquez de la Cruz

 Ayer, 29 de abril de 2024, don Pedro Sánchez ha dicho que sigue. Me alegré y creo que hizo muy bien dándose cinco días para decidir. Él pensó, y muchos más, yo incluido, también. Mi pensamiento voló y voló. Voló a 21 querellas criminales que abrieron a Podemos con mentiras; a la señora de Canarias y su marido; y a todos los casos que ustedes conocen. Y pensándola revisé mis papeles. No suelo ser muy ordenado pero tengo muy buena memoria y vi, más que recordé, a Acebes y Zaplana caminando entre mesas, medio sonrientes, para soltar la enorme y más monumental mentira que jamás se dijo a todos los españoles. Y volví a sentir odio cuando sé que se sigue mintiendo en un todo vale para ganar el gobierno. Dicen que van contra el “Sanchismo” pero también van contra mí y muchos más que somos sobre todo, demócratas. Aquel día lo conté en un escrito que copio y pego:  

HORROR DE AQUEL MALDITO 11 DE MARZO DE 2004    

  Aquel once de marzo de 2004 permanecerá siempre en nuestra memoria. Recuerdo que estaba debajo de una parra. Sonó el teléfono. Escuché la voz de mi hermano, pero sentí miedo y pena porque no era su voz. Algo muy grave la distorsionaba. Era una voz triste y amarga. Los trenes de cercanías de Madrid que yo conocía. Atocha, aquellas mareas humanas saliendo por todas las puertas corriendo a sus trabajos. Bombas contra inocentes en un todo vale con tal de causar mal a todos. Todo me lo contó él. Poco después asistí al politiqueo más horroroso y a la mentira despiadada y ridícula. En los andenes aún había sangre, quizás heridos y todos los que tenemos humanidad, y yo siempre creo que somos muchos, teníamos pena en el alma. Mi abuela Angustias, de Ribadelouro, decía que los dolores que más duelen son los que vienen de ahí.  

 Allí debajo de la parra, que empezaba a llorar como si ya supiera algo, desesperé como tantos otros porque no podía hacer nada. Muchos deseábamos estar en Atocha ayudando, donando sangre, haciendo algo por la gente vilmente atacada.  

 En Tui hubo una manifestación y acudió mucha gente. Casi todas las caras enseñaban el dolor del alma del que hablaba mi abuela. Hoy vuelve a ser once de marzo del 2015, pero 11 y de marzo,  y Patricia Osuna, nieta de un carabinero tudense, me cuenta una historia que me vuelve más a aquel día. La vivió a muchos kilómetros de distancia pero de algún modo es como si hubiera estado en el centro de la tragedia. Aquella mañana entró en una cafetería y sintió el silencio. Ni siquiera en los partidos de fútbol más importantes, había visto a todos con aquella atención a la televisión y en tantos rostros tantas lágrimas. Fue un día triste y amargo. También solidario porque por encima del politiqueo y de la legítima y justa indignación, fue un día de amor. Todos tenemos una historia parecida y aquel día sentimos el dolor de todos. Debajo de una parra, o de un coche, o labrando la tierra, o faenando en el mar. Algunas veces los humanos tenemos una enorme humanidad.

 Pero a ella aquel día, además, le sonó el móvil y le llamaron por su nombre. Patricia, ¿eres Patricia?. Sí soy Patricia. Qué bien, que maravilla que has cogido el teléfono. Y ella sintió los lloros emocionados de una mujer. Quién eres, preguntó. Soy tu abuela, Patri. Soy tu abuela que pensé que te habías muerto en ese tren en el que llegas siempre. Silencio y después un "¡Patri háblame!" salió del auricular. Señora, lo siento muchísimo pero yo no soy su nieta. Seguramente ha marcado mal y yo, maldita casualidad, me llamo Patricia.   

 No podía engañarla. Lloró por la nieta quizás muerta y por la abuela que la buscaba desesperadamente e inquiría por ella mientras en Madrid atronaban las sirenas de las ambulancias. Durante mucho tiempo conservó el número de teléfono pero siempre tuvo miedo a llamar. Miedo a saber toda la verdad.  Desde que me lo contó es como si mi abuela Angustias hubiera estado aquel día al otro lado del teléfono.     

 A Pilar Manjón, también madre, compañera de profesión, muy querida y admirada por mí.  

 Vuelvo al lunes 29 de abril de 2024.

 Aquel día señores que os escandalizáis porque Sánchez ha pensado, y con razón, que necesitaba días y el pueblo para darse cuenta de los cientos de mentiras, son demasiadas para darse un solo día, que nos cuentan para hacer daño y que estos señores del grito constante, del bulo corriendo, de enmierdar el quehacer político no deben gobernar. Y que no todos los jueces merecen serlo. No puede haber democracia cuando unos señores aplican las leyes que una y otra vez otros tribunales archivan. 

 Mientras el señor Aznar mentía, cientos de personas morían. Ahora, como preparando un golpe de estado, dicen que blando, llevan años mintiendo, denigrando y despreciando a una parte del pueblo. En la que estoy yo. Que no soy Sanchista ni Feijoista..., ni Aznarista, coño. Y que lloré aquel 11 de marzo. Pero ni el presunto delincuente señor Zaplana ni Acebes me engañaron. 

 Hoy tampoco el señor Feijóo, porque esas cosas, esas compras de periódicos, ese meterse con las mujeres de los contrarios y más..., ya la hizo aquí.  

 Y yo anduve mucho por la Illa de Arousa.       

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