El rosa ya no es lo que era
Beatriz Figueroa
Foto: Infogauda
Beatriz Figueroa / Vigo
Hace unos días el periodista de Faro de Vigo, Fernando Franco, escribió un atrevido artículo en el que abordaba "Ese más allá de la cultura rosa del cáncer". Fernando me preguntó mi opinión sobre esta excesiva y exagerada cultura rosa y le contesté que estos gestos, sin duda bien intencionados, ocultan el empobrecimiento al que el cáncer aboca a los enfermos y sus familias. El lazo rosa oculta que muchas mujeres con cáncer de mama no pueden sostenerse económicamente mientras están enfermas o, incluso, una vez han ganado la batalla al cáncer.
Existe un estigma socioeconómico ligado al cáncer de mama del que no se suele hablar en las celebraciones rosas. Y, una vez más, insisto en que no seré yo quien esté en contra de concienciar sobre la prevención y recaudar fondos para la investigación hasta erradicar esta epidemia actual, llamada cáncer.
Luismi Garabal, que será coautor del libro "La vida no sigue igual", y yo te invitamos a reflexionar, ahora que el rosa ya se ha apagado, con la lectura de este artículo irreverente que hemos escrito.
Tras tanto tiempo hablando abiertamente sobre el cáncer y desterrando tabúes, deberíamos ser capaces de hablar de otras consecuencias negativas asociadas al cáncer no sólo circunscritas al área de la salud sino, cada vez más, al empobrecimiento de los pacientes causado por el aislamiento socioeconómico y laboral.
“Huellas de luz en un camino de espinas”
Autor: Alvin
El cuadro “Huellas de luz en un camino de espinas” que ilustra este artículo es del asturiano "Alvin", primo de Susana G. que fue diagnosticada de un cáncer de mama en 2011 con 41 años. Para Susana la marea rosa de octubre es una campaña comercial y de marketing muy bien orquestada dónde realmente la importancia de la enfermedad ocupa un segundo plano.
¿Qué hace el color rosa en favor de estos pacientes; el actual color rosa?
Lo que sí sabemos es lo que puedes hacer tú: difundir, compartir y despertar conciencias para que la protección socioeconómica y laboral de los enfermos y supervivientes de cáncer sea una realidad y no un cuento rosa.
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