30 de nov. de 2022

OPINIÓN

DÍAS LLUVIOSOS

Maru Rosas, desde Tampico-México.

​ No sé por qué la gente insiste en significar con tristeza los días por sus colores grises. A mí me parecen hermosos.

​ Hemos tenido días lluviosos en Tampico y me encantan.

 ​Me gusta ver llover y disfrutar el aroma que desprenden las hojas de los árboles verdes y las secas en el suelo, el petricor que identificas desde las primeras gotas de rocío que anuncian el aire limpio en los próximos momentos.

​ Sé que cuando son días laborales puede ser latoso andar en la calle porque se inundan, hay lodo y hasta gente desesperada cuya impaciencia se convierte en amenaza porque se olvidan de disfrutar la vida como venga y adecuarse a las circunstancias de la naturaleza que nos permite reflexionar que no podemos tener todo nuestro entorno bajo control.

​ La vida está llena de oportunidades si aprendemos a interpretarlas por su clima, los colores, aromas, la gente y la soledad.

 Manu, viene bien tu carta en estos días en que en mi tierra la lluvia parece que agobia pero es vida y el agua ya empieza a llenar manantiales del bien más precioso.

 Gracias, Maru.

POR EL CAMINO DE SANTIAGO AL AQUELARRE DEL BOSQUE DE RIBADELOURO




Manuel Vázquez de la Cruz

 Estaba medio adormilada cuando escuché su voz.

 -Aquí estoy otra vez, tenemos que seguir con Pepito.

 Y siguió. Tenía prisa y le noté que seguía pensando en la Aurora.

 Después de dar la mano a sus compañeros les dio un abrazo. Todos en el dormitorio estaban acostumbrados a aquellas escenas. Aquel día era a media mañana. Nos habían dejado a todos sin salir al patio. Los peores crímenes los hacían a aquella hora y el ritual era siempre el mismo. Los otros eran de noche, le llamaban paseo. Decían un nombre y después le comunicaban un traslado. El director de la prisión siempre “soltaba” lo mismo: “no me lo pongas difícil” si el preso era un obrero o “no me lo ponga usted difícil” si el preso cuando estaba libertad tenía buena posición o carrera. También asesinaban con clasismo.

 Aquella mañana solo gritó: Maestro apícola, que me llamaban a mi, salga y póngase en la esquina por detrás de los funcionarios llamados anteriormente.

 A Pepito, muy firme, con valentía que venció el miedo, salió al patio en el que a veces paseaban, otras veces los habían tenido de pie con un sol de justicia o con frío intenso. Llevaba allí un año. Antes de salir un preso que se había fabricado una radio de galena le dijo que lo que le iban a hacer a él pasaba el mismo día que el Papa Pío XII había otorgado a Franco la potestad de nombrar cardenales. Pepito escuchó claramente decir al vasco el consabido tema dicho en historias parecidas pero esta vez más alto, más iracundo y con más odio: ¡¡¡AHÍ VA LA HOSTIA!!!

 Jon, militante de PNV, era ferviente católico hasta aquel día.

 A Pepito le vino muy bien aquel grito, se sonrió y sonriendo entró en el patio.

 Los guardias nombrados estaban formados muy cerca de una esquina. Los otros más lejos. Entre unos y otros apareció un alférez lleno de medallas, erguido, desdeñoso, ademanes militarotes y un tanto ridículos.

 El director de la prisión lo presentó como un héroe diciendo que cada medalla era una batalla. Pepito pensó que como tenía tantas alguna debía ser de las ganadas de pequeñito en las “luchas” de los barrios como las que se hacían en su aldea.

 Y el hombre a muchas medallas pegado, empezó a hablar. El pensamiento le sirvió para entonarse.

 Las mismas “lerias” de siempre pero en aquel día todo parecía más solemne. Pepito sin perder la sonrisa y para ayudarse se comentaba así mismo lo que decía aquel mitad monje y mitad soldado, como decían que debería ser todo buen español.

 Hablaba de que España era una unidad de destino en lo universal. Unidad se entiende que ellos son los jefes, nosotros ni voz ni voto. Destino, también está marcado; ellos marcaron el suyo y el nuestro. Y universal…, ellos solos son el universo. Piensan que el universo lo creó su Dios para ellos (lo creen firmemente así), para su vivir como dios, para hacer maldades continuas sin pecar, para sus míseras diversiones de cacerías, bailes, rondas, ir a putas o para hacer putas a la fuerza y si pueden volver a hacernos sus esclavos.

 Unidad de destino en lo universal es una sandez pero también nuestro destino. Nuestro miserable destino. Su destino de maleantes sin problemas es hermoso para ellos y sus herederos. Los legítimos claro. Los otros son fruto del pecado y son como nosotros. Faltaría más, ni el apellido.

 Fascismo puro y duro: frases que aparecen elocuentes y son solo consignas de “nadiñas”, que no dicen nada ni enseñan nada y por supuesto que ni ellos entienden. Si lo sabré yo que se lo expliqué y no sé que dije y ellos nadie sabrá nunca lo que entendieron.

 Montañas nevadas es su canción. Les divierte. La tierra helada que tiene que romper el arado no la conocen. Y a los que dirigen los tractores o las mulas los desprecian. Son de ellos como las mulas, los arados, la tierra. Todo es de ellos por mandato divino.

 La ridiculez de su cara al sol con la camisa nueva. Tiene coña de color azul porque es un color claro, neto y proletario, que es como definen su indumentaria. Y solo es una sarta sandeces. Ellos odian a los de la clase obrera, los matan, violan a sus mujeres (Queipo de Llano lo predica), dejan morir de hambre a sus hijos, dicen que ser español es la cosa más seria que se puede ser en la vida y tienen miles de hombres y mujeres (perdón, para ellos las mujeres no cuentan) también españoles presos y dejaron a millares muertos en las cunetas.

Y o mismo estoy humillado en esta esquina y van a matarme (a mí que también soy de la estirpe de hombres españoles y por tanto de las pocas cosas serías que se pueden ser en la vida), mataron y seguirán matando y tienen miles de presos en cárceles apiñados. Son nacidos en un territorio, que llaman patria, en la que nacen por tanto todos destinados a ser que cada uno y uno a uno de las pocas cosas más serias del mundo mundial. Hay que joderse.

 Y ahora, ese petimetre condecorado hasta los testículos habla de cruzada. Ellos trajeron a mercenarios moros para matarnos y denominaron cruzada parecida a aquellas otras ‘Que pasaron a cuchillo a todos los habitantes de Jerusalén a excepción de los soldados refugiados en la torre de David que lograron negociar su libertad con uno, quizás el único normal, de los jefes cruzados. Los judíos se metieron en la sinagoga mayor, pero los cristianos, cruzados - quizás habría que darle otro sentido a la palabra -, la incendiaron con ellos dentro. La matanza duró días. Niños, mujeres, ancianos, heridos…, no hubo quien se librara del infierno en el lugar considerado las Puertas del Cielo...’ Como diría Jon, el vasco, ahí va la hostia pues es verdad que si aquello fue así esto es parecido. Casi igual. O peor.

 Claro como le puedes pedir a esta gente que lea las cruzadas vistas desde el otro lado. Y como este hecho fue avalado por el Vaticano. Pero claro, esto es memoria y ellos no quieren tenerla, no les interesa su propia historia ni la historia de su religión. Solo les interesa lo que sirve a sus intereses crematísticos y a que su modo de vivir no cambie y siga y siga historia adelante.

 A aquellas cruzadas llamó un Papa. A la de aquí, lo mismo de cruenta, todos los obispos excepto dos que tuvieron que salir pitando porque si no serían víctimas de sus compañeros.

 Me encantaría gritar ahora “Viva la República” pero en ese caso me torturarían, como hicieron con otros, antes de matarme. No toleran que se hable de legalidad o legitimidad republicana. Eso los frenetiza. Su legitimidad es la fuerza. La fuerza de los aviones de la Legión Cóndor, los cañones, los fusiles, en cuya punta están sus razones. Para ellos bombardear Madrid es normal porque es una ciudad en manos del enemigo. Si lo hacen aviones hitlerianos muy decente y muy patriótico. Si mueren niños también. Son niños que no se harán mayores y, por tanto, nunca podrán pensar, razonar…, eso que dicen los rojos que es necesario hacer.

 Y quiso tener un momento dichoso, un buen recuerdo del mundo que iba a abandonar y, quién se lo iba a decir, se acordó de un pasodoble y como ella y el hacían aquellas paradas en el instante preciso que aplaudían otras parejas que habían dejado de bailar para verlos. Aquel día no me dijo el nombre de su pareja. Se me quedó mirando y muy bajito susurró: que cosas puedes pensar cuando vas a morir y cuando las haces no te das cuenta de toda su hermosura, filosofeo. Pero mientras vivió siempre tuvo la radio puesta y cuando sonaba un pasodoble arrancaba a bailar aunque fuera con la escoba. Paradiñas incluidas.

 Vaya parece que “el medallas” va a decir lo que van a hacer conmigo.

 Entonces recordó a su madre, en la esquina del salón, enlutada sentada en su banquita preferida, pequeñita y de solo tres “patas”; “a miña velliña querida, coitada que mal o vai a pasar cando se entere, pobriña”, musitó todo seguido. Y entonces tuvo que hacer un enorme esfuerzo para que no se le escapara ni una sola lágrima.

 Y me lo dijo con tanta pena que recordé un poema de María Ángeles Comesaña Concheiro, mejicana como tú y de padre trotamundos del exilio, bueno como el pan, alegre de vivir, comprometido con los pobres del mundo y muy amigo del amigo que te utiliza de médium y que añade que anduvo siempre con Tui en el corazón y sigue en el mismo lugar de muchos tudenses. Y es ejemplo de coherencia y respeto.

 Ella recuerda en el poema a su padre, a las penas pasadas por él. Pepito recordó a su madre, la mujer pequeñita que estaba orgullosa de tener un hijo tan inteligente.

 Y, Maru, no sé si la bruja escuchó llorar en el vientre de su madre a Pepito pero aquel día pensé que siendo un aldeano y con poca escuela, tenía gran sabiduría.

 ¿Dónde obtendría tantos conocimientos?

 Aquella bruja si no era sabia, algo adivina sí que lo era.

 Él también me dijo que se había acordado del señor abad y en cómo cuando rompió el abrazo que se dieron antes de marchar vio que estaba llorando. Aquella tarde, queridiña, me fijé mucho en su rostro y…

 Ahora te recito el poema. Muy despacio para que puedas mediar con el que lo publique.

SE O VENTO É DEUS

Dende o cárcere o meu pai buscaba o horizonte

Imaxinaba o mar.

Caíalle a chuvia na memoria,

aquela chuvia da infancia,

sentado na portiña.

Do cárcere saían os lóstregos.

Os paredóns agardaban polo sangue dos fusilamentos.

Hai un silencio que afía o seu coitelo no tempo escuro.

E o agocho dun neno que xoga a desaparecer.

As sereas se cruzan,

Os pes fríos conxelan os minutos

E as mans apertan os seus puños de fame.

O meu pai advertiume que Deus non existía.

Como pensar que Deus está a mirar

O sinistro recuncho dos seus vinte anos

No pozo dun cárcere de rellas e ratas?

Voces que cruzan o andamio do medo,

me dixo.

Non, non está Deus no centro do mundo.

Chega a morte

E as nosas cinzas pérdense no ar.

Se o vento é Deus,

se a dor é ese manto que o cobre,

se Deus é esa ferida que sangra e que se esgaza

en cada gota de chuvia que cae na súa memoria,

porqué nunca o vimos atravesar o muro,

nin sentarse aos pes do frío

que cala até a medula

dos osos?

Deus non estivo, me dixo.

Non chorou connosco,

Non estivo nas bágoas da nai,

nin na aflición da espera,

nin viaxou nese tren
que levaba corpos

desgarrados

cara o final do pozo.

Traducido al gallego por José Pereiro Francés, médico y hombre bueno. Eso era evidente en quien lo conocía y solo verlo creaba bondad, tranquilidad, sosiego y ganas de parecérsele un poco. 
¡¡¡Hacían falta muchas personas como él ahora!!!

 Estos días atrás han vuelto como fieras los del odio, los de la reserva espiritual de Occidente, la hordas negras de asesinos, los mata brujas, los inquisidores, los Millán Astray o los que siguiendo órdenes de Queipo de Llano violaban a las mujeres e hijas de los republicanos. Su odio irrazonable es insulto a la gente normal (o debiera ser), como sus calumnias, sus mentiras cotidianas y que llegado el caso, como decía su fundador, pueden emplear su dialéctica del puño o la pistola.

 ¿Puede alguien que no odia votar a esta especie?

 El hombre de ojos verdes, largos cabellos blancos, sonrisa preciosa seguirá contando de cosas de nuestra aldea, que son todas. Maru, mi amiga, enviará sus pensamientos desde Tampico y aquí hará de médium de lo que dice el hombre que se quiere marchar a La Aurora. Con mayúsculas porque así nos pide él que escribamos el primer rayo de luz de un nuevo día.

 Y habrá un aquelarre… 

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