18 de abr. de 2022

INTERNACIONAL

HOMENAJE PÓSTUMO AL DOCTOR MIGUEL ÁNGEL SOBRINO BLANCO 

Un centenar de persoas participaron en la reunión telemática promovida en su memoria


El doctor Miguel Ángel Sobrino Blanco 
Foto: Archivo Aymara Lee Ramya Pérez

Ricardo Rodríguez Vicente / A Guarda  

 Tras el fallecimiento del doctor Miguel Ángel Sobrino Blanco, en Trujillo, Colón (Honduras), el sábado día 9 de abril de 2022 “(…) dando la vida por los demás, hasta el último respiro. SIEMPRE GRANDE HASTA EL FINAL”, como certeramente refirió la doctora Aymara Lee RAMIA; una semana después tuvo lugar una reunión virtual a través de una conocida plataforma, en la que participaron prácticamente un centenar de personas – concretamente 96, según nuestros apuntes – que eran las previstas, entre familiares (sus hijos Inés y Diego Sobrino; su hermana Carmen Emilia Sobrino Blanco; su sobrino Alejandro Álvarez Sobrino; sus primas Carmen Gloria Sobrino Sánchez, Fernando López Sobrino, Blanca Sobrino Lombardero, Begoña e Isabel Fernández Sobrino,…; amistades (Elena Lomba, Manuel Álvarez Álvarez, María Cadilla Baz,…) miembros del grupo académico “Somos felices”, profesores universitarios,…, interviniendo algunas de ellas, mediante vídeoconferencia en el homenaje póstumo al Dr. Sobrino Blanco. El evento comenzó el sábado día 16 de abril, a las 21:00 horas (horario de España) y finalizó en la madrugada del domingo día 17.

  Este cronista pudo comprobar personalmente el enorme aprecio y gratitud que los intervinientes expresaron hacia el profesor Miguel Ángel Sobrino Blanco en sus respectivas manifestaciones. Podríamos decir que el sentimiento unánime que presidió la reunión fue de agradecimiento hacia quien tanto hizo por los demás, en cualquier momento, en cualquier lugar, sin horarios, sin medidas, de tiempo ni de espacio. Miguel Ángel Sobrino Blanco se daba al cien por cien, en las distancias cortas y en las otras. Su afán de ayudar a los demás le llevó a muchas renuncias personales, llámese espacio de confort, o de cualquier otro modo. En cualquier caso, el, que era una persona buena por naturaleza, lo era aún más, cuando percibía la necesidad del prójimo. Y así se condujo a lo largo de su vida, fructífera para la colaboración en la enseñanza universitaria, en el impulso necesario a los que empezaban, en el apoyo a los que necesitaban asirse a alguien que les arropara lejos de sus patrias de origen, lejos de su entorno, en un país hermano, pero muchas veces con obstáculos en forma de burocracia. Miguel Ángel Sobrino Blanco no era un burócrata, Detestaba la burocracia, pero aún así, se ponía en la piel de los demás, y asumía los trámites inevitables y posibilitaba el acceso a los departamentos de la facultad a donde arribaban. El era un ser de luz que animaba a perseguir los sueños, por difíciles que estos fuesen. 

  Por ello no nos sorprendió que muchas personas hayan expresado su gratitud por todo cuando Miguel Ángel Sobrino Blanco hizo por ellas, y además, sin buscar nunca ser el foco de nada. 

 



 Miguel Ángel era un hombre de firmes compromisos y como entendía que el futuro de la humanidad reside en la mutua colaboración, no dudó en apoyar todas las iniciativas que iban en esa dirección. Tanto es así, que entendía su patria con una visión planetaria, sin focalizar su labor en unas coordenadas concretas, sino universales.  

 A Miguel Ángel Sobrino Blanco lo vimos en los momentos difíciles, cuando lo práctico era plegarse a las circunstancias impuestas por unas dictaduras ibéricas que parecían no tener fin. Miguel Ángel cantó – reincidente y clandestinamente (no podía ser de otro modo) - a la libertad y por la democracia. Lo hizo en Portugal, cuando la Revolución de los Claveles, en aquel histórico 25 de abril de 1974, en el que la ciudadanía salió a las calles del país, logrando el fin de la dictadura. Y lo hizo en Madrid, en los últimos estertores del franquismo opresor, de miseria y tinieblas. En ambos casos – como está documentado gráficamente -, allí estaba Miguel Ángel Sobrino Blanco, apoyando con su voz solidaria y con su guitarra como bandera de avance social.  


Federico Subervi
Foto: Infogauda

 Con el doctor Federico Subervi, como anfitrión, desde Austin (Texas), la reunión en memoria de Miguel Ángel Sobrino Blanco, contó con intervenciones puntuales de la doctora Aymara Lee Ramia Pérez,  desde Honduras, y también con cariñosas aportaciones de otras muchas personas – eludimos citar la relación nominal de las mismas, porque involuntariamente nos quedaría alguien sin mencionar -, que manifestaron su aprecio por el doctor Sobrino Blanco y testimoniaron su apoyo a sus familiares y amigos.   

 En la reunión sonaron en directo los acordes de una guitarra de una voz amiga – Sonia Patricio - que interpretó “Cantares”, versos insustituibles de Antonio Machado; se visionaron imágenes fotográficas y vídeos en los que Miguel Ángel Sobrino Blanco compartía momentos con muchas personas que hoy sienten el enorme vacío que su inmensa personalidad otrora todo lo llenaba.

  Se brindó en honor al irreemplazable Miguel Ángel. Se escucharon los versos que José Ángel Valente Docasar dedicó a Manuel Álvarez Álvarez y éste a su vez, se los ofreció póstumamente a su amigo de la infancia Miguel Ángel Sobrino Blanco; y se vivió con respeto el emocionado recuerdo de su memoria.   



Miguel Ángel Sobrino Blanco - 5º por la izq. en la fila de atrás - con un grupo de profesores y amigos/as
Foto: Archivo Aymara Lee Ramya Pérez


 “(…) La familia – dijo desde A Guarda, Inés Sobrino, hija de Miguel Ángel – le recordamos con alegría, como el quería (…)”, y agradeció el poema, las canciones elegidas y a la organización del homenaje.  

 Asimismo, en otro momento, Diego Sobrino – hijo de Miguel Ángel Sobrino Blanco – recordó a su padre con estas palabras: “(…) Miguel me dijo que él no quería transcender. Que su legado académico eran sus alumnos (…)”.  

 “(…) Le recuerdo feliz. Siempre contento.Era una persona que tenía tantos valores que transmitir. Era una persona que sentía placer ayudando a los demás (…)”.  

 “(…) Me refirió que si llegaban huéspedes a casa y solo tenía mi cama que se la cediese a los visitantes (…)”.  

 Diego también dio lectura a un texto que escribió el mismo día en que tuvo conocimiento del fallecimiento de su padre.  

 “(…) Miguel, en el departamento, lo llenaba todo. Siempre para ayudar. Aquel que casi siempre ocupa mucho espacio es el que más vacío deja (…)”, afirmó en su intervención el catedrático José Luis Piñuel Raigada.  

 Del doctor Sobrino Blanco se dijo también: “(…) Miguel era una persona que ponía música en la universidad (…).”  

 “(…) Ha sido la persona que más financiación consiguió para proyectos de cooperación. Nunca para el mismo, ni para sexenios,… Siempre para proyectos (…)”.  

 También se destacó “(…) Su inmensa fe en la humanidad. Era algo que le caracterizaba siempre (…)”.  

 “(…) Nos dejó un legado de vida, en su breve, pero intenso paso por este mundo (…)”.

 “(…) Miguel fue, y lo sigue siendo, un tejedor de sueños, de cooperación y de progreso (…)”.  

 “(…) Hablar de Miguel es hablar de su amor por Honduras. Siempre fue un hombre muy generoso. Miguel amó a Honduras y a toda América Latina (…)”.  

 “(…) Miguel creía más en uno, que uno mismo (…)”.  

 “(…) Fue un maestro de generosidad. Un amigo entrañable, Nos abrió las puertas de su casa (…)”.  

 El catedrático Manuel Martín Serrano destacó “(…) la congruencia entre la forma de ser y la forma de actuar de Miguel. Ha sido un hombre bueno por naturaleza. Un profesor implicado. Era un utopista, que no un iluso.Miguel participó en la transición de la dictadura a la democracia participativa (…)”.   

 Sobre Miguel Ángel Sobrino Blanco, la doctora María Cadilla Baz, profesora de la Universidad Complutense refirió: “(…) Fue amigo. Fue maestro. Fue mi segundo padre para mí. Estuve trabajando 30 años con él, y puedo decir que era un hombre magnánimo. El siempre estaba dispuesto para todo el mundo. Somos una gran familia gracias a él. No tengo más que palabras de agradecimiento para él. El siempre trabajaba para todos. (…)”.  

 También se dijo que “(…) Miguel puso todo de su parte para que su labor tuviese continuidad en otras personas (…)”.  

 Milfred Tejada, psicooncóloga hondureña, refirió: “(…) Miguel será recordado en Honduras con mucho amor y cariño. Miguel creyó  siempre en la justicia y la igualdad. Incluso la igualdad educativa (…)”.  

 El doctor Noé Leiva, destacó: “(…) Miguel dio la vida por los demás. Rescató a 4 personas del mar. Pensamos que el corazón le falló, causádole la muerte. Fue un héroe. (…)”.  

 También Aymara Lee Ramya Pérez recordó emocionada “(…) los últimos momentos de la vida de Miguel. Todo su ser tenía que entregarse en ese momento (…)”.

 Inés Sobrino afirmó: “(…) Sentimos mucho su pérdida, pero mi padre fue un héroe (…)”.  

 Carlos Colina, profesor de la Universidad Central de Venezuela, afirmó que “Miguel murió con coherencia, en un acto de solidaridad (…)”.  

 Blanca Sobrino Lombardero, prima de Miguel Ángel, y farmacéutica en A Guarda, dijo: “(…) Estoy segura que Miguel estará feliz de saber que todos estamos reunidos en torno a su memoria (…)”. 

 También recordó que “en una ocasión, estando en la playa de Camposancos, un bañista se encontraba a merced de la corriente del río, y Miguel sin dudarlo se echó al agua y rescató a esa persona que luchaba, sin éxito, por llegar a la orilla, dado que tenía un calambre en una pierna. Miguel siempre le quitaba importancia a ese hecho, pero yo quiero recordarlo (…)”.  

 Desde Galicia, el profesor Fernando Ramallo Fernández, profesor titular de la Universidade de Vigo, que su autodefinió como “primo de Miguel Ángel Sobrino Blanco”, inició su emocionada intervención en lengua gallega y a continuación, lo hizo en castellano, afirmando: “(…) Yo soy profesor, en gran medida, gracias a Miguel (…)”. También recordó “las batallas de las paellas”, y que Miguel siempre le decía que “le faltaba algo de sal (…)”.  



Capturas de pantalla de la presentación
Fotos: Infogauda



 Una presentación In memoriam, con imágenes y textos relacionados con Miguel Ángel Sobrino Blanco, sirvió para evocar sus muchas virtudes: sencillo, vital, animoso, un ser humano inolvidable,... 

   También se mencionó la faceta fiestera de Miguel Ángel Sobrino y su mítica frase “Viva a Banda Roxa. Me cagho na cona!”, que pronunciaba en la romería de las Fiestas del Monte Santa Trega, en A Guarda, su villa de nacimiento, en cuya vivienda familiar estuvimos en alguna ocasión, muchas de las personas que participamos en la velada en su memoria. Algunas incluso recordaron sus charlas bajo el limonero que hay en el exterior de la casa.

 Hubo tiempo también para evocar otras frases de Miguel Ángel Sobrino Blanco, como: “Salud y anarquía!” y “Ahí os quedáis, con curas, monjas y militares”.    

 Se brindó con vino e incluso uno de sus 25 primos, lo hizo con aguardiente de hierbas, bebida que le gustaba a Miguel Ángel, al que evocó que cuando eran niños, en las fiestas navideñas, su primo era “uno de los Reyes Magos” y el su paje. 

 Como indicó en su intervención la doctora Emilia Lorenza Alduvin Sainz, la velada fue “un torrente de emociones”.      

 Finalizamos esta crónica sugiriendo, que por parte de las instituciones hondureñas y españolas, se promueva - de forma coordinada -, un reconocimiento póstumo al valor acreditado por el doctor don Miguel Ángel Sobrino Blanco. 

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