8 de out. de 2014

OPINIÓN

Lapos y babas


Uno de los efectos secundarios que provoca este Gobierno –al menos, me lo produce a mí– es que han dejado de sobrecogerme las películas y series de terror. Me puse El proyecto de la bruja de Blair tras la primera comparecencia de Ana Mato, ataviada la ministra del Disparate con un conjunto negro muy acertado, que hacía juego con la sombra de su bigote –coordinación indumentaria que no todas conseguimos, por mucho que lo intentemos–, y literalmente no sentí nada. Nada. Lo mismo me ocurrió cuando, tras la sesión parlamentaria de este miércoles, traté de escalofriarme con unos capítulos de The Walking Dead. Francamente, queridos, quién tuviera a esos muertos gobernándonos, en lugar de a estos vivos.

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