RECORDAR PARA QUE NO VUELVA A PASAR (V)
Manuel Vázquez de la Cruz
La sociedad franquista era hipócrita y mentirosa pero no todos eran unas malas bestias. Tenía aplaudidores, indiferentes, y gentes que vivían sin pensar, ni querer pensar, por miedo o comodidad. En eso hay que reconocerles el éxito de despolitizar y negar la cultura a la gente mediante una férrea censura durante cuarenta años. Pero no pudieron con muchos. Unos se fueron al exilio y otros estuvieron en el exilio interior. Y algunos, por ser más valientes, o por circunstancias, y sobre todo por convicción, en silencio y muchas veces venciendo el miedo, lucharon contra aquel negador de libertades y comida para mucha gente. Recuerdo con enorme gratitud a Marcelino Camacho, Grimau, Manolo Domínguez, Foz y muchos más, entre los que está Xesús Alonso Montero.
Un amigo mío muy de derechas me dijo un día que una sociedad tenía que ser como una colmena: reina, zánganos y obreros.
Era en una comida de la inauguración de una Feria Agrícola en Xinxo de Limia, le pregunté quiénes eran los zánganos. Es curioso, señaló a la mesa directora o presidencial y no dijo nada. Allí estaba el gobernador, el jefe local del Movimiento, un hombre que había asesinado mucho y un señor de mucho beber y mucho comer.
Pero quiero decir que ese señor era una buena persona. Todos, o casi todos, tuvimos que acomodarnos a la fuerza al sistema.
Como nuestros profesores de Espíritu Nacional, del Movimiento. Ahí queda eso, que para vivir tenían que ser algo del Frente de Juventudes o de Falange, y hacían su trabajo para cobrar algo que no era una paguita, esa que tanto critican algunos ahora, era una “pagaza”. Ellos tenían su propia academia y de allí salían para ser profesores. Creo que no necesitaban ni el bachillerato.
Eran simplemente vividores.
Solo tenían que demostrar y predicar su fe inquebrantable en los principios fundamentales del Movimiento, creyéndolo o no, o decirlo y jurarlo aunque no tuvieran ni puta idea de cuáles eran. El régimen salido de una guerra horrorosa con Franco mandando, podía cuando el quería, cambiar los fundamentales con o sin fundamento. El fundamento era que a él lo habían elegido unos generales. Tamames que parece hoy un ilustre militante de Vox, explica en su libro “La República. La era de Franco”, creo que se titula así, que incluso esa elección fue amañada por el hermano del Caudillo por la gracia de Dios. Nicolás se llamaba el hermano. Se parecían mucho en amasar fortunas a cualquier precio. Otro libro, “El gran manipulador: la mentira cotidiana de Franco” debería leerse.
Y aquellos profesores vivían enseñando que España era una unidad de destino en lo universal. Eso del destino nos dejaba a sus alumnos muy mudos. Joder...,“destino en lo universal”.
¡¡¡Y nosotros éramos de eso!!!
Nunca supimos muy bien que era.
Años después una sobrina del comunistiña, el amigo de mi conciencia, me contó aquella horrible historia de su tío en Tui y fue cuando yo, a título póstumo, y con inmenso cariño, lo nombré amigo de mi conciencia. Una tarde le conté la historia a una mujer que vivía en mi barrio de san Bartolomé. Su marido también fue juzgado y condenado a tres penas de muerte. Había nacido en Cuba. Clero de su entorno, y otras gentes de mal vivir, buscaron su muerte, pero no lo consiguieron por ser cubano. Aquella tarde, la que quiero rememorar, su esposa Chonchiña, la mujer y compañera de Francisco Comesaña Rendo, lloró por él, por el amigo de mi conciencia. Me dijo que sentía una pena inmensa de aquel chiquillo esperando la muerte en la soledad de un pueblo que casi no conocía. Y en un momento dado, de esos que repara la memoria, comenzamos a llorar los dos a lágrima viva. Llovía como ahora y también eran las siete de la tarde, porque en el reloj de A Guía están sonando las siete campanadas.
He escrito muchas veces la historia. Las campanadas sólo sonaron hoy.
Hace un momento me comunicaron que había fallecido Paco, mi guarda ríos, y ayer mi primo Ángel Luis Rey Rodríguez. Los dos siguen siendo muy míos, como el amigo de mi conciencia.
Son también la memoria, y ya los tres nos recuerdan que es momento de razonar y combatir la mentira y el bulo que no cesa.
Cuando escucho como hablan algunos líderes de las derechazas españolas en la que todos y todas parecen ultras, me duele y me quejo. Hoy lo he hecho con más fuerza y alguien dijo a mi lado que en otros países son mejores. Puede ser..., pero andan por esos mundos de Dios, Milei, Trump y sobre todo Musk. Los grandes ricachones del planeta que en el mundo entero quieren mandar y que se les vea hasta en consejos de ministros si ser ministro, por si quedara alguna duda de quien manda. Esa es, a mi juicio, la novedad del capitalismo más salvaje. De esa verdad deberían tomar buena nota todos los pueblos del mundo.
El fascismo es muerte, miseria, desolación, frases hechas, muchos insultos y palabras manidas sin sentido como "José Antonio tú no estás contento de nosotros, por el imperio hacia Dios, ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en la vida (...)". Todo para idiotizar al personal.
Pero ahora además los culpables de que mueran niños de hambre ya no se esconden. Al contrario quieren que se les vea.
Creo que hay que empezar a cantar con mucha fuerza "(...) Unidos en la lucha, no nos moverán (...)", porque si no fuera suficiente con que haya ya muchos que necesitan más justicia en la humanidad, ahora incluso la injusticia puede ser mayor.
Putin, Trump, Elon, Milei, Orbán,... ¡Dios mío, lo que ahí viene!, pueden traer al mundo una enorme catástrofe. Con ellos mandando vamos a ser más millones los que van exprimir y explotar. Los más ricos del mundo serán los emperadores y nosotros sus súbditos.
Y los fabricantes de armamento tendrán sus guerritas para vivir bien ellos mientras mueren los suyos. Ahora mismo, mientras escribo, cientos de niños han muerto de hambre en la tierra y quizás millones de dólares han engrosado las arcas de Elon Musk. El que quiere imponer un orden internacional aún más injusto.
El Imperio romano tenía emperadores que se decían dioses. Cuidado..., de entrar en un consejo de ministros sin ser ministro a declararse dios,... Bueno, bueno.
(Continuará)
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