PATRIMÓNIO
Considerações paisagistas em Oia
(130ª parte)
ENCONTROS POLIORCÉTICOS / Oia
Proposta da Comissão de Heráldica da Xunta, janeiro de 2019, aprecia versões díspares sobre a figueira e o castelo quando acrescenta um informe, com data de 19 de setembro de 1876, endereçado ao Ministerio de Fomento pelo então primeiro edil de Oia D. Bernardo Crespo. Diz exatamente assim: "En el pueblo de Cividanes, distrito municipal de la Villa de La Guardia, a la falda del Monte Torroso, a donde en el día aún existen vestigios bien claros de una fortaleza en cuyo paraje se acampó un ejército de españoles sitiando a otro moro que se había refugiado en el monte de Santa Tecla, al que le fue intimada por varias veces la rendición, contestando que lo harían cuando la higuera tuviese hojas; por casualidad o por la Providencia apareció una en esta de Oia, verde y con hojas, siendo en lo más rigor del invierno, visto esto, lo atribuyeron a un milagro, cogiendo una rama los españoles y se la llevan al jefe del ejército moro, quien en vista de la dicha se entregó por la condición que había puesto. En el sitio del mencionado castillo, había una casa de monjes negros con rentas sobre los terrenos de los pueblos de Cividanes, Pintan y Proba, conocido por el nombre de "coto redondo" que en el día mismo se domina así el foro de dichas rentas, productibo de 600 ferrados de todo pan. Y habiendo el gobierno de aquellos tiempos estinguido dichos monjes y agregarlos a los cistercienses de Oya les consiguió 200 ferrados y 400 al Cabildo de Tuy. De aquí fue el haber tomado este combento de monjes Bernardo de Oya el castillo y la higuera para sus armas. Y como heran señores feudales de horca y cuchillo, no necesitaron concesión de nadie. Extinguidos que fueron en el año 1835 y al obligar el gobierno en 1846 que todos los ayuntamientos tuviesen sello, el de Oya creyó muy oportuno poner el suyo el castillo y la higuera para perpetuar la antigüedad y memoria de este sitio en que los últimos monjes vivieron 600 años". AHN. Colección de sellos de tinta. Pontevedra, 15, num. 40.
Atribuir-se-á em simultâneo uma localização da figueira num fosso do mosteiro oiense. Tendo em conta isto será difícil saber a versão certa ou mesmo a veracidade desses factos. A todos os efeitos, assumem-se essas iniciais componentes como germe do escudo de Oia, mas falta um pormenor que convém sublinhar visto ninguém querer, pelos vistos, referir: Congregação Cisterciense de Castela (CCC). Nem a 'Comissão de Heráldica', nem 'Heráldica Popular', e muito menos PSdeG ou BNG, ressalvam a importância da BANDA DE ESCAQUES nos mosteiros cistercienses, ao ponto de constituir selo identificativo claro da ordem. Na Xunta eludem este elemento, mas também da parte de pessoas nitidamente preconceituosas que, ainda por cima, pediram "respeito pela história". Na Península Ibérica existiram 4 adscripções monacais: Navarra, Aragão, Castela e a dupla Tarouca/ Alcobaça portuguesa. Isto é ponto assente. Não será casualidade que o escudo no alto da fachada da igreja do mosteiro oiense brilhe como nenhum outro com um brasão de tanta plasticidade, rotundidade e adaptabilidade como escudo a criar. Trata-se de uma composição diferente de tudo o resto do imafronte, mesmo de Santa María, onde os volumes ganham expressividade através de 'putti' ou anjinhos e de uma tupida a arredondada decoração vegetal. Não estará demais, aliás, falar de um aspeto 'naif' que poderia abonar a sua conversão em possível escudo municipal. A forma de descrever a composição deste revela algumas coisas:
● Confusão entre escudo do mosteiro e o da CCC aquando se diz: "escudo de armas del monasterio de Sta. María de Oia en la fachada de la iglesia" (Carmen Manso Porto, 2002).
● Simplificação, aludindo ao "gran blasón pétreo que exhibe los símbolos de la orden del Císter" (Ana María Pereira Morales, 2003).
● Utilização de termos heráldicos formais: "escudo de la orden del Císter, timbrado de corona real cerrada con su campo de azur cargado de una banda jaquelada de dos órdenes de plata y gules, acompañada de 3 flores de lys de oro y una mitra abacial en punta, y con un brazo armado de monje con cogulla de plata moviente del flanco siniestro empuñando un báculo abacial de oro" (Acuña, 2008). Quere-se colorir um brasão em pedra? Ana María Pereira Morales colmata essa referência assim: "el escudo aparece timbrado por una gran corona volada, disponiéndose a su alrededor una túpida ornamentación de carácter vegetal y profunda talla sobre la que se apoyan 2 'puttis' o angelotes, en actitud de sostener la corona que lo remata". É, enfim, coroa real fechada.
Existe um denominador comúm entre a 'Comissão de Heráldica', Xunta e partidos políticos vários: o rejeitamento de uma simbologia associada organicamente a uma das quatro congregações peninsulares. Cómo é que se protela uma história tão avultada e decisiva do Císter?
(Continuará)
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