14 de xuño de 2025

OPINIÓN

Que no. Que no todos son iguales 




Manuel Vázquez de la Cruz

 En el escrito del final, que transcribo, faltan ejemplos como Cayo Lara, Gerardo Iglesias, Touriño, Demetrio Madrid y más, pero el artículo me parece muy acertado. Por eso os lo mando.

 Por supuesto no podría estar entre los buenos ni los que Koldo y su gentuza, ni M.Rajoy y el mentiroso del piernas en la mesa y los suyos, casi en pleno.

 Ya no digamos Mazón.

 Pero, honradamente, yo en la actividad política he encontrado muchas personajes muy buenos. Excepcionales personas como Carlos Crespo Alfaya, Ruibal,  Balbino, Paco Comesaña, Quico, Herminio Barreiro y miles. Todos, además de políticos, eran muy buena gente. Nos es justo que se mire igual a todos los que ejercen en esa actividad, en contraposición con aquellos ya juzgados, o por juzgar, y los que denunció su compañero Casado.

 Desgraciadamente han aparecido ahora y en todo su esplendor en el PSOE, justo cuando Pedro Sánchez, en un gobierno de coalición, han hecho muchas cosas bien.

 Confieso que Yolanda Díaz a mi entender ha sido la mejor ministra de trabajo desde siempre.

 Confieso, también, que estos últimos individuos de los que estos días se habla constantemente, me dan asco. Y puestos a confesar, el Koldo ese me da mucho que pensar. No es que sea más sinvergüenza que los otros, pero ser portero de un puticlub, confidente de la guardia y meterse en el PSOE, lo hacen especialmente asqueroso. Mucho menos, eso sí, de los que lo admitieron en ese partido, que se dice socialista y obrero, que no por tener muchos años de existencia es mejor. Al menos en las personas a las que le entregan el carnet.

 Y en la mente de todos está un partido, heredero cercano del franquismo, y condenado como tal organización, por haber hecho con dinero negro hasta su sede.

 La corrupción política debería tener una condena mucho mayor que las otras “malas conductas” individuales o colectivas.

 La corrupción política nos hace mucho daño a los que queremos un mundo mejor, más libre, más igual entre naciones, personas, más de convivencia en paz...

 Los hijos de puta que aprovechan la política para enriquecerse, hacen un inmenso daño a los que luchan por todas estas cosas.

 El autor del artículo dice que se cambiaría de acera. Otros - quizás yo esté entre ellos -, no nos cambiaríamos, seguiríamos caminando, y si llegáramos a la altura, le daríamos una patada en los mismísimos que le cuelgan.

 Aunque lo más fácil es que nuestra idea de la no violencia se impusiera y simplemente los viéramos con desprecio. Pero ganas de darle allí...

 Totalmente de acuerdo con lo que escribe Paco Gallego y transcribo no sin explicar que no lo conozco pero escribe muy ajustado y con honradez.

 He conocido en las últimas décadas, alcaldes y concejales que lucharon por adecentar las calles de su pueblo, por crear casas de cultura, por atraer inversiones y mejorar la economía local... Consejeros autonómicos que llenaron de colegios e institutos, pueblos y ciudades, que llevaron centros de salud a cada barrio... Ministros que promovieron leyes y actuaciones que mejoraron la vida y la economía de millones de familias y personas, que modernizaron el país o lo protegieron en situaciones delicadas. Junto a esas miles de personas que llegaron a servir a la política y se fueron, limpios, como llegaron (me acuerdo ahora de Anguita y de Rubalcaba), otros en cuanto pisaron moqueta, tuvieron algún poder en sus manos, se sintieron impunes o más listos que nadie, se dedicaron al ejercicio de la más rancia y vergonzosa picaresca, la que saquea los beneficios de los que dicen proteger. Hemos tenido de todo. Empezando por el emérito rey y acabando con los de la foto y pasando por Filesas, Roldán, Gurtel, Rato, ERE, Urdangarín, “tres per cent”, Bárcenas, Púnica, Villarejo,..., y decenas más.

 Hoy el remate lo dan los tres de la foto, que aun sin conocerlos, si me los llego a encontrar por la calle, me cambio de acera.

 Y ahí están, escandalizando al país entero y dejando a los pies de los caballos a un gobierno y a su proyecto donde decenas de buitres quieren entrar a saco y despojarlo de hasta la última conquista social alcanzada.

 Estoy escuchando los audios famosos (qué facilidad de acceso hay para algunos documentos en los juzgados) y todavía me pregunto para qué demonios grababa el tal Koldo conversaciones y pruebas desde hace tantísimo tiempo. ¡Menudo guardaespaldas y hombre de confianza se buscaron los amigos! ¡Menuda vergüenza!

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