23 de maio de 2024

OPINIÓN

Georgia: Masivas movilizaciones contra la antidemocrática “ley de agentes extranjeros” 


Manifestante en Georgia contra la ley de agentes extranjeros
 Europa Press / Contacto / Michael Kuenne

Ezequiel Peressini *

 El 14 de mayo, el parlamento aprobó la Ley de Agentes Extranjeros, impulsada por el reaccionario gobierno de “Sueño Georgiano”, con el objetivo limitar el accionar de ONG’s y medios de comunicación extranjeras. Enormes movilizaciones populares, durante las últimas semanas, rechazan esta ley por antidemocrática. A 32 años de la independencia de Georgia, las movilizaciones agudizan la crisis política de un país que naufraga entre la Unión Europea y Rusia. 

 El parlamento georgiano aprobó la “ley de agentes extranjeros”, con 84 votos a favor y 30 en contra, luego de haber fracasado en su primer intento de 2023. Con esta medida, el gobierno obligará a las ONG’s y medios de comunicación que reciban más del 20% de su financiamiento en el extranjero, a ser incluidos en un registro especial y a presentar declaraciones anuales de sus finanzas. Su contenido represivo y persecutorio es idéntico a la ley que rige en Rusia, con la que Putin persigue sin piedad a sus opositores violando el derecho a expresión, la libertad de prensa y reprime cualquier intento de organización política contra su gobierno. 

 Las movilizaciones son enormes. La rebelión popular se explica porque el pueblo georgiano y su juventud saben que esta ley es un paso más en la búsqueda de un mayor recorte de las libertades democráticas. Decenas de miles se movilizan y ocupan las calles, en la capital Tiflis y otras ciudades. Se realizaron vigilias y guardias nocturnas en las puertas del parlamento. La represión fue cada vez mayor, con cientos de personas detenidas y muchos de ellos son procesados. Luego de la aprobación, las movilizaciones continúan y se extienden a las universidades, donde el movimiento estudiantil y profesores realizan acciones de boicot académico (huelga de docentes y estudiantes) rechazando la ley aprobada, como sucedió en la ciudad de Batumi.

Los espejitos de colores de la Unión Europa 

 Quienes se movilizaron masivamente, no solo se movilizan ante los ataques antidemocráticos del gobierno y la represión policial. También exigen la caída de la “ley rusa” por ser un escollo que puede poner en peligro su deseada –aunque equivocada- incorporación de Georgia a la Unión Europea (UE), que en diciembre del 2023 le otorgó el estatus de “candidato”, prometiendo libertades y mejores condiciones de vida que nunca garantizaron para las masas en ningún país de Europa. El Parlamento Europeo y el conjunto de imperialismo viajan a Georgia para afirmar que con la ley aprobada, Georgia no entra la UE. Su objetivo de asegurarse mejores cuotas de explotación y ganancias para sus multinacionales. 

 Este equivocado anhelo popular de que ingresar a la UE podría significar un cambio en su nivel de vida, ante la crisis social que viven, tiene sus orígenes en el proceso político y económico de restauración capitalista de la ex Unión Soviética y los países del este europeo. 

Los orígenes del conflicto y la restauración capitalista  

 La crisis del Cáucaso tiene profundas raíces políticas(1). Georgia, un país de 3.7 millones de habitantes, ubicado en la región de Cáucaso, fue colonizada por los zares rusos con violenta opresión durante el siglo XIX para imponer la rusificación, el idioma ruso y a la Iglesia Cristiana Ortodoxa Rusa. 

 El triunfo de la Revolución rusa de 1917, con Lenin y Trotsky a la cabeza, derrotó a los zares opresores y ofreció al pueblo Georgiano su inclusión a la naciente Unión Soviética, respetando su autodeterminación, idioma y tradiciones. Gracias a la liberación que significó la reforma agraria, el reparto de las tierras de los terratenientes y la socialización de la producción, Georgia se incorporó a la URSS mientras Finlandia obtuvo su independencia pero optó por no ingresar y seguir siendo un país capitalista. 

 Luego, la contrarrevolución estalinista, terminó con estas conquistas democráticas y socialistas e impuso un sometimiento militar y criminal sobre Georgia anexando forzosamente Osetia del Sur y Abjasia. 

 Con el gobierno de Gorbachov, el estalinismo aplicó toda una política que terminó de liquidar las conquistas de la revolución. En Georgia, los gobiernos de Eduard Shevardnadze, el ex Ministro de Relaciones Exteriores de Gorbachov, fue el agente local de esa política restauracionista y represora. 

 En 1991 las enormes movilizaciones de masas triunfaron, derribaron al odiado régimen estalinista y Georgia declaró su independencia.  Pero, por falta de una dirección revolucionaria, la burocracia restauracionista, devenida en dirigentes burgueses, siguió su curso por lo que el pueblo georgiano siguió siendo explotado por oligarcas y multinacionales. 

De la “Revolución de las Rosas” al fracaso de las políticas privatistas de Mijeíl Saakashvili (MNU) 

 En 2003 se realizaron elecciones parlamentarias. El viejo ex estalinista Shevardnadze vuelve a ganar con el 21,3%. Las elecciones fueron denunciadas por fraudulentas(2). La bronca no se hizo esperar y se desarrolló la masiva movilización que expulsa del poder al presidente, quien tuvo que huir por la puerta trasera del parlamento. Este proceso se conoció como la “Revolución de las Rosas” y expresó el descontento creciente por el impacto de la crisis económica rusa de 1998 y las peores condiciones de vida, la corrupción y la represión que ahogaban al pueblo trabajador de Georgia. 

 A los pocos días de su caída, con el objetivo de evitar el crecimiento de las movilizaciones y el vacío de poder, el mismo Shevardnadze se encargó de convocar a una reunión con otros dirigentes políticos del país para ejecutar una salida pactada.  Producto de esas negociaciones, Mijeíl Saakashvili, del Movimiento Nacional Unido (MNU), es designado por el parlamento como nuevo presidente de Georgia, quien asumió con una flor de rosas en sus manos, montándose en la movilización popular. El MNU se postulaba como un recambio democrático. Pero el lobo, siempre se disfraza de cordero. 

 Durante su mandato se privatizaron los servicios estatales. La salud pública se desmanteló haciendo desaparecer los hospitales y clínicas estatales. Se liberó la economía y las transacciones financieras. Se persiguió a la población rusa. Las fuerzas armadas se comenzaron a entrenar en los EE.UU y enviaron tropas a Irak y Afganistán. Las libertades democráticas fueron gravemente atacadas. 

 En 2008, Mijeíl Saakashvili dispuso la invasión sobre Osetia del Sur y Abjasia en un intento de recuperar territorio y su prestigio de base nacionalista. Esto desató la guerra con Rusia, quien intervino y en pocos días recuperó el territorio, derrotó al ejército georgiano para luego, reconocer la supuesta autonomía de ambas repúblicas. Pero, antes de retirarse, Putin y Mandelev dejaron 4 Bases militares con aproximadamente 13.000 soldados operativos. Este fracaso militar y político del MNU deja a la coalición gobernante herida de muerte. 

“Sueño Georgiano”, el magnate totalitario Bidzina Ivanishvili y la “Ley Rusa” 

 Sueño Georgiano fue fundado en abril de 2012, como nueva coalición política capitalista, con objetivo principal de capitalizar la crisis del MNU abierta por la derrota en la guerra. Así lo hizo, cuando ganó las elecciones parlamentarias del 2 de octubre de 2012, transformando a Bidzina Ivanishvili en Primer Ministro. 

 La coalición está dirigida por el empresario Bidzina Ivanishvili, quien amasa una fortuna de 6.400 millones de dólares según la revista Forbes y es el oligarca más rico de Georgia y tiene entre sus ideólogos y allegados a viejos socios del depuesto Eduard Shevardnadze. Ivanishvili fue Primer Ministro desde octubre del 2012 a noviembre del 2013 para luego retirarse de la política y seguir haciendo negocios, mayoritariamente en Rusia. Volvió a Georgia en diciembre del 2023 para ser “un nuevo centro de poder, el principal consejero” de su gobierno.  

 Su retórica “anti” Estados Unidos, y su claras relaciones económicas con la oligarquía rusa, genera preocupación en sus aliados de la UE. La negativa de apoyar la resistencia ucraniana y “abrir un segundo frente”, presenta a Rusia como un aliado de Ivanishvili con quien quiere sostener sus negocios directos o indirectos. Ivanishvili y su partido, tienen incorporado el ingreso de Georgia a la UE y también a la OTAN, en su programa político, al igual que lo tienen todos los partidos del régimen burgués. 

 El oligarca Ivanishvili no quiere perder ni los negocios con los oligarcas rusos, ni los negocios con las multinacionales europeas y busca “poner huevos en las dos canastas”. 

 Por un lado, sus intenciones totalitarias y pro rusas buscan negociar en mejores condiciones las inversiones rusas en el gas y el petróleo. Como los negocios con las empresas Lukoil o Petrocas Fuel Services Georgia, que tuvo conexiones con Rusia en el pasado(3). También quiere parte de los negocios en comunicación a través de las empresas Cellfie (ex Beeline) o los negocios mineros y con el agua de las empresas IDS Borjomi y RMG. 

 Por otro, busca alianzas con la UE para no perder en negocio con la multinacional francesa TotalEnergies, dueña de Oleoducto BTC, el segundo más largo del mundo, que recorre toda Georgia conectando el Mar Caspio al Mar Negro, desde Azerbaiyán hasta Turquía. Además, busca el botín que significa la minería de magnesio en manos de Holding Georgian Manganese de la británica Stemcor. 

 En un país que desde hace 10 años acumula un alto déficit de la balanza comercial –en 2023 fue de 9.3%(4) – los oligarcas y capitalistas hacen todo para quedarse con una porción de la inversión extranjera directa para nutrir sus negocios, más cuando la mayor parte de esta proviene de inversiones financieras y negocios casi sin control alguno.

A 32 años de la independencia y la restauración ¿Es salida el ingreso a la UE?

 Han pasado 32 años desde la independencia de Georgia y décadas de restauración capitalista. ¿Las condiciones de vida y los derechos democráticos se resolvieron? No, siguen sin resolverse. Pero, los grandes empresarios, siguen haciendo jugosas ganancias. 

 En pleno siglo XXI el salario mínimo en Georgia es de solo 7,5 USD (20GEL) y no se actualiza desde 1999. El salario medio es de 400 USD cuando el necesario para vivir dignamente está calculado en 650 USD. Muy por debajo del salario medio de 2.000 euros de Alemania. Además, Los trabajadores deben soportar que el 15,6% viva en la pobreza y que el gobierno, solo ofrece a las 650.000 personas socialmente vulnerables, el miserable subsidio de subsistencia de 18 USD al mes (5). 

 ¿Esta situación mejoraría al ingresar a la UE? Los países que ingresaron en la UE como Polonia, Hungría, Bulgaria o Rumania son explotados por las multinacionales de Alemania o Francia. Sus trabajadoras y trabajadores tienen los salarios más bajos de la UE. Al ingresar a la UE, las potencias capitalistas centrales funcionan como una aspiradora de salario no pagado hacia las casas matrices de sus multinacionales y no derraman nada. Las condiciones de vida empeoran al ritmo que crece la crisis capitalista. Todos los países de la UE han aplicado fuertes planes de austeridad, provocando fuertes huelgas y movilizaciones, incluyendo los países más poderosos.

La pelea sigue abierta ¡Abajo la Ley Rusa! 

 La antidemocrática “Ley Rusa” debe ser derrotada o será utilizada contra todo quien se movilice y salga a pelear por sus reivindicaciones. Será utilizada contra los sindicatos que luchen por el salario, como los más de 3.500 trabajadores mineros del complejo de Chiatura. Contra quienes enfrentan el saqueo y la destrucción ambiental. Contra las mujeres y las disidencias sexuales que luchas por su derechos laborales, sociales y democráticos y contra la violencia sexual, a pesar de particularmente odiadas y perseguidas por Ivanishvili y “sueño dorado”.  

 Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) saludamos la movilización y rechazamos la represión del gobierno totalitario. La juventud, las y los trabajadores en lucha buscan hacerse camino en medio de las presiones de la UE y las confusiones reinantes producto de la ausencia de una dirección socialista, décadas de estalinismo y de restauración capitalista. Derrotar la ley rusa y la represión será el primer paso para derrotar al gobierno de “Sueño Georgiano”, que para muchos, se ha transformado en una pesadilla. Al calor de la movilización, podrán surgir nuevos organismos obreros y populares que permitan avanzar en la pelea por una Georgia, una Europa y un mundo sin explotados ni explotadores, sin opresores ni oprimidos para ser verdaderamente libres.

Miembro de la dirección de Izquierda Socialista, sección argentina de la UIT-CI. Fue legislador del Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FIT-U) en la provincia de Córdoba en el periodo 2015 a 2019.

Referencias:

1 Ver Correspondencia Internacional Nº 26 “El Conflicto de Cáucaso” en www.uit-ci.org

https://elpais.com/diario/2003/11/21/internacional/1069369216_850215.html

https://civil.ge/archives/562161

4https://forbes.ge/saqarthvelom-2023-tslis-sagareo-vatchroba-rekorduli-dephitsitith-daasrula/

https://shroma.ge/living-wage/

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