21 de maio de 2024

OPINIÓN

Ya está en marcha el bulo para las europeas

 A veces la vida hay que tomarla de coña, incluso cuando se trata de alguien que debería ser un poco ejemplo, aunque esté en la oposición.  

 Desde el respeto a los designados por una parte del pueblo, señor Feijóo, lo que le faltaba a usted es que Milei le eche una mano y recoja sus bulos, sus chismes y su forma de hacer política. A mí, español de la “raia” húmeda, se lo prometo, ese señor utilizándolo a usted, me hace llorar y reír.  

 Pueden ser posibles risas a carcajadas y al mismo tiempo lloros con mucha pena.  

 Lo sucedido días atrás lo tiene todo y puede servir para todo. Incluso todo al mismo tiempo. ¿Cómo lo definiría Valle Inclán?  ¡Qué pena que no pueda hacerlo!    

 El que este personaje le copie a usted debería, señor Feijóo, resultarle muy amargo.  

 Y recapacitar mucho y con cabeciña, como decían las abuelas en nuestra tierra.

  Pero...

HABLEMOS DE AGRICULTURA


Vertido de aguas residuales / AGENCIAS

Por Manuel Vázquez de la Cruz

 El PP de Feijóo ya tiene en marcha el bulo o la mosca “cojonera” para las europeas. Van a decir “una y mil veces“ que la ministra del PSOE, Teresa Ribera, arruinó la agricultura en España.

 Una vez más el jefe de la oposición no anda con medias tintas, ni documentaciones precisas, ni por supuesto el mínimo estudio del tema (ni siquiera la señora Ribera tendría tiempo), ni que las cosas suceden como una función de variables múltiples y, sin el mínimo conocimiento, vuelve a reducir todo a una palabra o a una consigna, hay un culpable y un salvador de todo. Él es el salvador, el sabio, el hombre capaz de decir mentiras sin inmutarse. Lo recuerdo así con una periodista en TVE cuando mintió una y otra vez y hasta desafió. 

 Una, grande, libre y paz como en los cementerios. Eso volví a sentir aquel día y eso me parece cuando usted alza la voz y dice que todo está mal y es usted el llamado por la Gracia de Dios a arreglarlo. No dice cómo, no menciona la PAC y parece que el caso de la agricultura el arreglo es hacer de la tierra y algunos mares vertederos de no poder cultivar o matar seres vivos.

 Y en lugar de prohibido prohibir, lo que que le gusta a él es el prohibido pensar, fuera de sus simplezas habituales. Las del no, no y no, coño no.

 El hombre, en el que no creen ni una gran parte de los suyos (según alguna encuesta), el que en Galicia durante su mandato se eucaliptizó nuestro País, y que por si fuera poco se subvencionó su plantación, va a acusar a otros, falsamente, de ser lo que demostró ser él. Él que fue el gobernante de Galicia capaz de convertir el sector primario en algo cercano a la nada.

 Impasible el ademán vuelve a mentir, repetir con mal tono (parece habitual en él). Y a él me voy a dirigir porque mi escrito no es contra un partido ni contra la gente con derecho a pensar que lo forma. Es a favor de la verdad de un sector de la economía en la que he vivido y he amado. Aquel en el que desde muy pequeñito me sentí parte. No de mi trozo de tarta como adiviné a veces, no siempre, en las últimas tractoradas. Pero si en contra de los que desde posiciones tremendistas buscaban en los excesos de fertilizantes (Mar Menor, puede ser un ejemplo), de plaguicidas y herbicidas, más y mas pan (dinero a espuertas) para ellos y para hoy, aunque se hunda el mañana para la humanidad.

 Justo ha sido el gran pecado de Fraga, porque los eucaliptos también hacen enorme daño, y su sucesor al que me dirijo debería saberlo. 

 Señor Feijóo, cuando su partido empezó a gobernar Galicia había en nuestro territorio cuatro fábricas de fertilizantes.

 En números redondos se aplicaban a los cultivos sobre quinientas mil toneladas de nitrogenados, fosfatados y potásicos. Conste, señor, que nunca hubo en Galicia ninguna sobredosis, ni conozco ningún río o riachuelo contaminado por estos fertilizantes. Sí por exceso de purines con la falsa agricultura y ganadería que uno de los suyos potenció en Ourense, haciendo peligrar el medio ambiente.

 Así lo escribí entonces en La Región y he de decir que aquel señor lo entendió, pidió a mi compañero y amigo Cipriano Vivas que hablara conmigo y - entre supongo que más opiniones - se hizo una agricultura en la empresa que dirigía mucho más respetuosa con el medio ambiente. Don Eulogio Franqueira conocía el campo.

 Señor Feijóo, quiero que sepa que en mi vida profesional he podido verificar miles de análisis de tierras. Y también que me cabe la honra de codirigir la transformación de muchas hectáreas de tojales en praderas. En algunas se han plantado, bajo su mandato, eucaliptos. Esto no nos hace reír ni al señor Sanz Illobre ni le haría gracia a don Álvaro Gil.

 Antes de que llegaran Fraga y usted, la agricultura y la ganadería crecían. Un señor de Curtis que se llama Luís Suárez me dijo un día: Manolo, me marché emigrado a Inglaterra, teníamos aquí dos vacas. Ahora tengo cien de las mejores estirpes.

 Llegaron ustedes y mandaron parar. Nunca se sabrá si las fábricas de celulosas tuvieron algo que ver en la orden.

 Ahora no hay ni una sola fabrica y según mis números no se utilizan hoy en toda Galicia ni quince mil toneladas de lo que la tierra necesita para además de hacerse mejor, producir comida para personas y animales, durante milenios. Ustedes nos han convertido en un País sin cabeza. Un monstruo.

 Ítem más, se han perdido más de 75 por ciento de tierras de cultivo. Si usted supiera lo difícil que es hacer buena tierra en un rincón del mundo, pequeño o grande, donde no produce y al hacerlo se hace madre. La madre tierra, señor.

 Un amigo me dice que usted de joven andaba mucho en bicicleta (entro en su vida privada porque es público y no es nada malo) pero nunca lo vio mirar para los campos. Lo suyo, según dice él, era y es el asfalto.

 Obviamente tuvo mucho tiempo después para aprender. Si diera por sentado que nunca le interesó la agricultura me parecería a usted. Y, de verdad, no quiero.

 En este momento que hay maquinaria agrícola casi parada se ha dejado de cultivar prácticamente todo el cereal de invierno y la superficie sembrada de maíz ha descendido hasta el 20% 

 Yo, y perdóneme usted, tengo por costumbre poner nombre de plantas y árboles a las personas. Mi padre era para mí un viejo roble, mi madre un abedul…

 El último que he “colocado” es a un veterinario de Ourense al que le digo hierbabuena, ama a su profesión, siente el campo tanto, me dice un amigo común, que oye crecer la hierba. Porque además tiene muy buen oído musical.

 Es la primera vez que cuento y escribo la relación que hago entre personas y plantas. Se conoce que me queda poco. Soy, señor, un niño nacido en la guerra y criado en la postguerra, de aquel horror que nos persigue y que su jefe, que en paz descanse, nos la recordó con unos tirantes de sujetar los pantalones. Algunas veces sus lecciones patrióticas son un tanto ridículas. Si se le rompen los tirantes...“Ahí va la hostia”!, diría un vascongado.

 Usted, señor, después de lo que hizo en Galicia es para mí el hombre eucalipto.

 Y debiera saber, aunque siguiera pedaleando en bicicleta, que esos árboles están acabando con nuestros suelos, nuestro ganado, en definitiva con nuestra agricultura.

 Ya no queda “veicera”. ¿No escuchó nunca esta palabra en Os Peares?

 Pues no debió haberse perdido nunca ni la palabra ni el oficio de pastores de montaña que se turnaban y su ganado evitaba incendios y hacía tierra.

 Porque el futuro de la tierra no son los eucaliptos. 

 Donde crecen esos árboles de su nombre, no se puede esperar nada bueno ni en el momento ni el futuro que será muy problemático. 

 Señor Feijóo, nos vamos a quedar sin aldeas ni gentes ni campos cultivados. ¿Cree usted que tenemos que darle las gracias?

 Ahora hay plantaciones de eucaliptos con marcos de plantación “contra natura” y dicen que es rentable. Sí, ahora es de dar dinero para hoy y hambre para mañana. Hambre es un país sin tierras de cultivo.

 Y para más inri nos dejan sin paisaje. “Adeus vista dos meus ollos para sempre”. Nos queda su asfalto. El que usted veía desde su bicicleta, pero al llamar a las puertas de nuestras casas, si existe alguna, no pasará lo que decía Lope de Vega que contestaba la bestia. Ya, quizás no lo sepa, en muchos lugares de Galicia no hay vacas. Quizás hay niños, perdone mi tristeza que usted puede no sentir, que no han visto nunca ese animal.

 “Dicías que eras probe e tiñas unha vaca”. Señor para mi, y en mi recuerdo de Castelao, esto es muy penoso, lo que sucedió con usted de Presidente en Galicia, es muy penoso.

 Todos, incluso los que piensan como usted, nos estamos quedando sin paisajes. Para algunos formaba parte de lo que más  queríamos. Cualquier hombre del mundo recordará siempre los paisajes de su adolescencia.

 Quizás un día, cuando haya un gran incendio, que científicamente lo habrá, y acabe con muchas vidas. Entonces dirán ¡qué desgracia!

 Yo, ese día, si sigo viviendo me colocaré delante de su casa con un cartel que diga:

AQUÍ VIVE UNO DE LOS MAYORES CULPABLES DEL DESASTRE.

 Y si yo ya no estuviera en este mundo le aseguro que si estará el cartel. Para ustedes que se pasan la vida contando historias “heroicas”y ocultando las miserables, con esta no van a poder hacerlo. Alguien lo expondrá. Siento mucho no ver su cara y su rabia. Aunque a lo mejor sale a echarle la culpa a Sánchez. Es la costumbre. Triste y ridícula costumbre.

 Estos días un senador de los de ustedes, nada menos que acusó a un ministro de haber ido en el yate de hombre rico. Obviamente no era un narcotraficante. A veces, realmente, parecen ustedes muy poco inteligentes. Quizás sólo es que les puede la prepotencia que desde la dictadura traen como lapas (patella vulgata) pegadas en sus cabezas pensantes.

 Señor, es que ustedes ni siquiera saben elegir bien el bulo que tienen que repetir como papagayos, en plural porque no va a haber ni excepciones, para no decir nada más, ni aportar nada y por supuesto “¿cómo puede ser razonable que el hombre eucalipto que arruinó con su gobierno la agricultura gallega y por su culpa se destruyeron tierras de cultivo que llevó miles de años hacer, sea capaz de acusar a alguien de hacer daño al mundo agrario?

 ¿Por qué? Parece que porque se intenta regular que las aguas no se viertan a los ríos como en la fotografía que encabeza este escrito.

 Señor, el yate, la nieve, la subida de las pensiones del PP, los negocios orensanos, los personajes que escoge de portavoces...

 Y conste que yo ni conozco a la señora Ribera ni tengo nada que ver con su partido, aunque crea que al lado de los suyos, puede hacer más, mucho más por los que viven de la tierra y la sienten. Y por los que comen los alimentos que dan las plantas que en ellas crecen.

 A mi me parece que usted de campo, ganado y lo que debe ser agricultura, no tiene ni puñetera idea. 

 Por eso, por malo para el sector, cuando lo veo y va hablar, pienso: a ver que nos dice el hombre eucalipto... 

 Manías de perito agrícola que se ha pasado la vida queriendo sentir el crecer de las plantas.

 Pero últimamente sólo escucha palabras vanas, dichos vagos, bulos inventados que cada vez se hacen más casposos y ridículos. 

 Señor Feijóo, del que dicen que ni una gran parte de los suyos, no lo quieren, haría usted todo mejor pedaleando que gobernando, o haciendo oposición.

 Andar en bicicleta es muy reconfortador. Quizás sea usted más feliz y lo haría todo mucho mejor pedaleando que gobernando.




 Cierro el escrito con una imagen que me llega del país que un 25 de abril plantó claveles en cañones de los fusiles.

 Bien nos vendría a nosotros poner flores en las bocas.

Ningún comentario:

Publicar un comentario