ENCUENTRO CÍVICO POR LA MEMORIA, LA REPARACIÓN Y LA JUSTICIA, EN A VOLTA DA MOURA
Manuel Vázquez de la Cruz
El 13 de abril de 2024 cientos de personas recordaron a los otros, a los que son memoria permanente y están en nuestra vida como si estuvieran presentes. Son ellos, aquellos que hombres con camisa azul, correajes nazis y algún hombre de apellidos aristocráticos quienes rompieran sus vidas y deshicieron familias. Por Dios y por la patria, dijeron. Antes se llenaron de alcohol, borrachos no duele nada matar, se decían a la ida. A la vuelta, con el efecto ya pasado decían que nada dolía nada. Que matando rojos se ganaba el cielo. Así eran, y ojalá todo quede en el pasado, pero oyéndolos y leyendo sus escritos en la redes sociales, parece que todo es igual. Que Hitler y Franco siguen en sus vidas. Dios nos libre.
Españolito que vienes al mundo una de las dos Españas te romperá el corazón.
Para que no suceda, para decir no y para hacer justicia con todos los asesinados del mundo, en “A Volta da Moura” estuvieron “(...) os que non queren guerra, os que queren paz e os que aman a vida e as vidas de todos (...)”. Con las palabras de Felín Romero y su relato del libro “Querida Arcea”, de Manolo Vázquez; de Loli Castiñeira; de David Alonso; de Enrique Cabaleiro; el baile de Patricia Ricón; de Raúl Francés Valverde y su hija Blanca, quedó claro que no hay olvido ni perdón. Y desde Argentina llegó una carta de Javier Alonso Moltó, gran sufridor de barbaridades fascistas, que quizás hizo llorar pero también alentó el fuego de la memoria que está y estará siempre.
Al final se cantó “Algún día al levantar la vista verás una tierra que ponga libertad”.
Alguien pensó, y creo que con razón, que esa canción sirve a los que segó la vida el fascismo y los que seremos antifascistas por encima del miedo. No nos moverán y veremos una tierra que ponga Libertad.
Queremos una República de hombres y mujeres, niños y niñas, libres, iguales y unidos fraternalmente en un mundo nuevo.
Y, se acabó, con Palestina y el Sáhara Occidental en los corazones de todos.
Durante un buen tiempo desde que acabó el acto siguieron las personas juntas, hablando y queriéndose. Los organizadores sintieron con esto una enorme felicidad.
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