19 de xul. de 2011

PALESTINA

CRÓNICA CERO: EL MAYOR CHEK POINT DEL MUNDO






Íván Prado / Palestina




Avión, madrugada, cafés y bocadillos que solo saben a risas nerviosas y abrazos cómplices, es el mismo viaje que hace dos años, que hace un año, que hoy….
Prisas y miedos, horas de sueño robadas por la excitación y el trabajo, emociones de la despedida y sueños por cumplirse. Madrid-tel aviv-Jerusalem y entre medias el mayor chek point de la historia: Ben Gurion.
Un chek point disfrazado de aeropuerto:
Pasillos que se vuelven interminables, que amenazan con su luz de hospital y sus cámaras móviles, pasillos que para mi solo tienen un destino: la garita de interrogatorios de la policía de fronteras isarelí; el sin bet.


Todo en este aeropuerto está calculado y previsto con la misma precisión enferma que el muro de la vergüenza, que ahoga Cisjordania en mitades que no se tocan. Agua que cae del cielo para recordar que Israel se ha apropiado de los pozos de esta parte casi desértica del mundo, militares disfrazados de paisano para esconder que son la 1ª potencia mundial en inteligencia y espionaje, y metros y metros de pasillos para empequeñecerte con cada paso si sabes que no eres bienvenido a la tierra prometida.
Una vez más sucede. Un funcionario, yo le llamo el taxista, decide llevarse mi pasaporte de paseo y a mi detrás, como un perrito faldero hasta la ya familiar sala de espera en la que empieza un ir y venir de gente que, más que personas, son tratadas como virus: Israel no quiere ser contaminada por los derechos humanos ni el libre tránsito de la gente y su historia.
Pero después de 16 meses y un estúpido interrogatorio consigo entrar en Palestina, parece que la celda y la deportación no son mi destino en este viaje, por lo menos de momento…
Ben Gurion, como bien lo saben los solidarios internacionales (especialmente en estos días) y el pueblo palestino señaladamente, es un chek point que retiene, expulsa, encarcela e humilla a toda la humanidad, pero hoy como un cíclope dormido ha dejado que se le cuelen dos payasos rebeldes con la humilde llama de un festival lleno de dignidad y esperanza: EL FESTICLOWN PALESTINA EMPIEZA SU CUENTA ATRÁS, y mi sueño de volver al corazón de la humanidad se ha cumplido. Estoy de nuevo en casa…

Iván Prado. Palestina a 17 de julio (en un taxi colectivo camino del check point de Kalandia, mientras cae el sol intentando entrar en Jerusalem de nuevo…).

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