LOS MUERTOS SON DEL PUEBLO Y EL PUEBLO ES EL QUE LOS CUENTA
Manuel Vázquez de la Cruz
Los muertos, señor Rueda, son del pueblo. La historia no la hacen los historiadores profesionales sino todo el pueblo en su conjunto. Los suyos se han pasado la vida mintiendo y siguen haciéndolo como su consejero, el que dijo que en San Simón no hubo asesinatos y casi todos los de su familia política se apresuraron a decir que eso era así. La gran familia de la mentira permanente son todos ustedes.
El pueblo, el que sufrió las guerras montadas por afines a ustedes, tiene derecho a saber la verdad.
Ya no valen sus historias mentirosas y su imperio hacia dios.
Una vez más, cuando escuché su dicho, sentí dolor de haber votado sí en aquel referéndum constitucional. Siguen ustedes como antes mintiendo y tergiversando.
Señor, los suyos, y parece que usted también, no tienen ni sentimientos ni ganas de que se sepa la verdad que les molesta. Se les nota enseguida que son herederos de los amigos de Hitler y Mussolini. Ahora de Trump que da miedo porque se parece, hasta en los gestos, al alemán, aunque este no lleve bigote. Pero lo que sí lleva consigo es lenguaje prebélico.
A veces, señor Presidente, da la impresión que ustedes siguen sin renunciar a la violencia, a la sublevación y al odio a vivos y muertos. Y ahora su ejemplo es de pelo rubio teñido y ojos de odio. Hoy, señoría, con esta declaración ha sacado usted de mí, y seguramente de mucha más gente, miles de asesinatos como si los hubiéramos visto en primera fila. He recordado los primeros crímenes de aquella, que quizás uno fue el 12 de julio y el otro, el de Gabriel Legré, el 17. Que poco cuentan, como en pleno franquismo, ustedes de los compañeros militares y leales a la República que fueron vilmente asesinados, uno jefe de su puñetero caudillo en Canarias, otro primo de aquella excelencia criminal y un tercero, el militar e ingeniero Gabriel Legré. Y otros muchos más en aquel genocidio del fascismo internacional contra la España demócrata y republicana. Eran gente ilustrada, no como su caudillo por la gracia de dios. De dios sabe qué puñetero dios.
Su cruzada fue una sucesión de asesinatos. La sublevación de los suyos es culpable de muerte, miseria y odio en toda España. Todos los muertos de aquella guerra lo fueron por culpa de la sublevación que usted quiere que cuenten los historiadores. Los suyos, claro. Como hasta ahora. Da usted asco en ese pensamiento de apartheid (segregación racial, en español) tan particularmente de los suyos. Y de los que justifican el sistema dictatorial surgido contra la legalidad. Una guerra atroz, miles de muertos en ella y en los cuarenta años de dictadura, que fue en algún momento de enorme miseria y hambre. Ustedes no. Ustedes mandaban y comían.
Que no sigue aquello en su totalidad pero algunas gentes como usted y su consejero parece que aún no se ha enterado y siguen diciendo chorradas.
Como ésta, muy triste. Cualquier día dicen ustedes que ser español es una de las pocas cosas serias que se puede ser en la vida. Como decían entonces y nos hacían decir en las escuelas.
Esa coña y sus gritos de rigor le harían gracia a casi todos.
Quizás al señor Ferro, el diputado que dijo que en San Simón no había habido muertos, NO. El quizás sigue siendo abiertamente de los de la camioneta roja que cazaba hombres y mujeres.
Muchos cadáveres siguen en las cunetas. Alguno es de los asesinados de San Simón.
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